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La torre era un lugar muy extraño, algunos pasteles lo veían raro y Custard se sentía fuera de lugar. El señor RedVelvet fue muy amable, le dio una habitación cerca de la suya por si necesitaba algo y lo dejo jugar con sus nuevos amigos pasteles.

Pasasron un par de semanas hasta que eventualmente se instauró una cómoda rutina en la torre; despertar, desayunar en el gran comedor, dejar que Custard juegue con los cachorros jóvenes mientras RedVelvet entrenaba a los grandes en combate, hornear mientras Custard descansa, preparar la comida y repetir hasta la cena. Todo parecía ir bien, aunque la calma no duraría mucho.

Paso un tiempo hasta que ocurrió un incidente, algo había atacado a unos pasteles durante una expedición. El cachorro logro regresar a la torre, pero parecía que no duraría mucho... Custard llegó a escena y curo al pastel justo a tiempo. Todas estas semanas de su corta estancia Custard nunca creyó que vería a RedVelvet llorar o mucho menos llegar a abrazarlo.

Esa noche Custard descubrió que los pasteles se consideraban una familia y aunque pudieran ser amenazantes eran muy amables en el fondo. La torre de veía amenazante, pero con el paso de los días Custard se dio cuenta de algo... El señor RedVelvet y los pasteles no eran malos. Se ven intimidantes, pero cuando el señor RedVelvet jugaba con los cachorros de pastel más jóvenes o todos celebraban el nacimiento de una nueva camada, dejaban de verse intimidantes. Él ya era parte de esa pequeña familia y estaba muy feliz por ello, Custard no sabía que lastimaba a los pasteles más allá del bosque, peto no le importaba el trataría de cuidar a todos sus nuevos amigos.

Pasaron aún más días. Custard era el sanador de los pasteles y estaba feliz de poder ayudar.

Durante sus días en la torre conoció a una tal "Pomegranate" que era como la jefa de RedVelvet; Pomegranate daba miedo y presionaba mucho por la producción de pasteles, Custard no entendió mucho sobre su conversación, pero si entendió que Pomegranate no estaba contenta con los pasteles ni con la presencia de Custard. Aun así trato de dar lo mejor de sí y participó un poco en el entrenamiento de los pasteles, aunque solo le dejo intentar con pasteles jóvenes pero para Custard era suficiente, un rey debería de ser capaz de cuidar a sus súbditos y el ayudaría en todo lo que pudiera, RedVelvet confiaba en Custard. A pesar de su corta estadía Custard comenzó a ser como un hermano pequeño para RedVelvet, la sensación de tener un hermano galleta era extraña pero no le disgustaba.

Talvez, en el fondo RedVelvet deseo que hubiera más galletas como Custard. Nunca lo vio mal o lo trato diferente por su brazo de pastel, nunca miro mal a ningún pastel, no se negó a ayudar si lo necesitaban. Nunca había conocido a una galleta como Custard, talvez por eso quería protegerlo, le recordaba a sus pasteles cuando recién salen del horno, inocentes, desorientados y con mucha energía.

La paz llego a la torre cuando dejo de haber tantas bajas de soldados debido a la magia del pequeño rubio sin embargo no todo puede ser calma. Un día paso algo distinto, RedVelvet se encontraba horneado una nueva camada de pasteles cuando un grito seguido de varios aullidos llamo su atención.

Ser parte pastel tenía sus ventajas, entre ellas poder entender a los pasteles y el mensaje era obvio. Alguien estaba atacando la torre.


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Eso es todo por hoy, si quieres puedes dar estrellita y comentar algo. Sus comentarios me ayudan a animarme para seguir escribiendo 

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