5. Luisa ya sabía cómo eres, a pesar de los rumores (Luisa x Lector)

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Notas preliminares:

Ando con ganas de escribir algo nanai, y salió esto.

Para esta historia, supuse que el lector es algo tímido, igual que Luisa.

PS: El lector es hermano menor de Malum...perdón, Mariano 😋

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"Pueblo chico, infierno grande", repetía siempre tu tatarabuela, y para El Encanto aplicaba perfectamente: No bastaba nada más que un par de personas agraviadas y un enjambre de crédulos para construirte una reputación horrible. Que lo dijera Bruno.

Tu caso, sin embargo, era más triste todavía: Tu primera ex novia había decidido que no quería que fueras de nadie, aunque tampoco fueras de ella. Por eso, había puesto toda su energía en convencer a cuantas personas pudiera de que la cortaste por estar con otras. De aquello no había testigos, pero su mejor amiga la apoyaba, y sólo entre ellas dos, con el esfuerzo y las lágrimas suficientes, habían logrado convencer a buena parte de El Encanto de que eras lo más cercano a un sátiro que podía existir en forma humana. Aquello no sólo era mentira, sino que resultaba absurdo, pues todos los que te conocían un poco sabían que tenías un carácter mas bien vulnerable, sino derechamente tímido.

A pesar de los constantes murmullos del pueblo, habías hecho lo posible para no dejar que te afectara, y, con el tiempo, descubriste que lo mejor era saber ignorarlo y ya. Al menos así fue hasta tu último día de la secundaria en la escuela del pueblo.

Esa tarde, todos se habían ido temprano a sus casas después del organizar el baile de fin de curso, que sería a la noche del día siguiente. Justo cuando ibas a medio camino, recordaste que se te habían olvidado un par de cosas en la sala de clases, y tuviste que regresar a buscarlas. Fue una sorpresa para ti abrir la puerta y encontrar a Luisa sentada en su pupitre, completamente sola.

Cuando te acercaste, notaste que llevaba el cabello suelto, cayéndole sobre los hombros como una sinuosa cascada color caoba, y se encontraba absorta en pintar sus labios con un labial color sandía de la botica del pueblo, examinando su imagen frente a un minúsculo espejo de bolsillo. Al notar tu presencia, Luisa se sobresaltó y dejó caer todo lo que tenía en las manos, causando un estrépito considerable en la sala vacía.

- Hola, Luisa- La saludaste, agachándote para recoger todo lo que había caído al piso.

- Hola- Respondió ruborizada, casi arrancándote el labial y el espejo de las manos.

- ¿Esta preparándote para el baile de mañana?- Preguntaste, disimulando el dolor del remezón que te dio al tomar las cosas con tanta brusquedad.

- Algo así...

- No sabía que ibas a ir- Le dijiste, extrañado pero contento- Nunca vas a esas cosas

Ante eso, Luisa sólo respondió con un suspiro largo y pesaroso, guardando el labial y el espejo en su bolso.

- ¿Pasó algo? - Preguntaste, al notar su desazón.

- No voy a ir- Declaró, levantándose de la silla- Sólo quería saber como me vería

- Te ves preciosa

Eso lo dijiste sin pensarlo. Y sí, en el momento estuvo bien. Sólo expresaste lo que sentías al ver a esa muchacha tan grande y bella alzándose frente a ti, pero pareció ser demasiado para Luisa, porque se volvió a mirarte como un ciervo asustado.

- ¿Pero acaso no quieres ir?- Agregaste apresuradamente, casi sin separar las palabras.

- Sí quiero, pero no tengo tiempo- Explicó ella, desviándote la mirada- Mañana voy a estar desde la tarde ayudando al señor Araya a herrar los burros

Encanto y Tú [Personaje x Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora