「 1 」

19 2 0
                                    

「 Primer capítulo: La invitación 」

〣

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Final del verano, inicios de otoño, preparativos para invierno y descanso de la primavera. 20 de Septiembre de aquél año, era un día bastante nublado, a eso de las 9am, hacía mucho frío. El viento huracanado golpeaba las ventanas de la cálida casa, asustando de vez en cuando al rubio oscuro desde su sofá. Reía de vez en cuando cada que ocurría tal acto y negaba ligero con la cabeza ante su comportamiento infantil, para volver a lo suyo. No se distraería. Mojó una pluma en un tintero y comenzó a trazar sobre un papel delgado, suave y en compás, se notaba que lo había hecho antes.

- O por lo menos eso detallaba su contrario, desde su perspectiva, quién le hacía compañía y divisaba cómo éste dibujaba. Sonreía ligeramente, dirigiéndose a dónde estaba el rubio, para luego sentarse en el suelo, sobre uno de los cojines del sofá. Cruzó sus piernas, escondiendo sus tobillos, disponiéndose luego a reposar uno de sus codos sobre la pequeña mesa que ambos ocupaban frente al otro, apoyando su mejilla en la palma de su mano sin quitar la mirada del pergamino siendo dibujado. Cómo si eso fuera lo más interesante del mundo.

- El rubio le observó y rió un poco de éste, continuando con lo suyo como si no pasara nada y en efecto, así era, se encontraban en total paz. Desde que aquél chico de cabello oscuro había llegado a su casa de visita, todos los días que pasaban no podían evitar ser los mejores. Se entendían de lo mejor, su dinámica era perfecta, incluso juraba no haber peleado ni una vez con él; bueno, descartando la vez que le regañó por dejar tirados sus calcetines o la vez que casi quema la casa en un vago intento por cocinar. Era adorable, un poco molesto, pero y qué.

- Llenaba de alegría todas sus mañanas, cada una de ellas, con la mínima sonrisa, con la mínima mueca ¿La mínima palabra? Okey, estaba exagerando, pero el punto sin más es que le alegraba la vida. Su mejor amigo, o bueno "su hermano" cómo solía llamarle su contrario en algunos momentos de cariño. Algunas veces ésto le hacía sentir como un peso, y no, no es porque el apodo sea incómodo o "poco agradable" sino porque éste rubio sentía algo más que cariño por el moreno, y no un cariño de hermandad, un cariño de romanticismo.

- Su vivencia diaria cada vez que lo veía, una tortura a su mente, se maldecía a sí mismo. ¿Por qué eres tan estúpido? Pensando nada más en cosas imposibles, era doloroso el hecho, pero no hacía más que reírse. Reírse de sí mismo y sus vagas intenciones, era una mierda, pero se había acostumbrado. Sabía perfectamente que aquél no tomaba ese rumbo y arriesgarse a preguntarle ya era ir demasiado lejos. Temía por su amistad, temía destrozarlo todo, temía que todo lo bonito que ambos habían construido juntos se viniera y derrumbara como miles de escombros.

- Pesadilla para muchos, incluyendo a Karl Jacobs. Ésto debe ser una fase, ya pasará, lo verás. Encontrarás una linda chica con todas esas expectativas y lograrás ser feliz con el dulce amor que tanto anhelas, el amor del que solía contar tu madre en las historias antes de dormir, el que solía contar tu padre cuando empezaste la adolescencia. Inseguridades, siempre le invadieron. Toda su vida siempre fué el chico raro e inmaduro de su clase, tratando de ser extrovertido y liberar su verdadero yo, pero viéndose obligado a encerrarse cuándo le prestaban la mínima atención.

「𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒏𝒄𝒉𝒂 𝒅𝒆 𝑻𝒊𝒏𝒕𝒂〣 𝑴𝑪𝒀𝑻」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora