Final

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Al día siguiente, las noticias llenaron los televisores, los periódicos, la radio y las redes sociales de todos en la ciudad. La policía había encontrado muerto a Meng Yao, junto a toda la información que lo señalaba como culpable del bombardeo en la universidad Modao, así como del asesinato de Nie Mingjue. Se probó la inocencia de Wei Wuxian, Xue Yang y Mo Xuanyu. Este último regresó a casa con su madre, y todo pareció volver a la paz.

Lan Xichen soltó un suspiro al momento que Jiang Cheng tomaba su taza de té vacía. Cheng lo había invitado a estar en su casa mientras sus padres acompañaban a Yanli en su consulta y Wuxian iba a la casa de Mo Xuanyu. Seguía bastante conflictuado con lo sucedido hacía ya casi un mes. Por las noches, soñaba con Yao cayendo sobre su navaja. Sentía que podía volver a percibir el calor de su sangre mojarle la mano.

Sacudió la cabeza ante los recuerdos y suspiró de nuevo, sintiendo cómo Jiang Cheng se sentaba a su lado, abrazándolo y atrayéndolo hacia sí para que se recostara en su pecho. –Deberías ir a terapia—Susurró, y Lan Xichen sonrió, asintiendo.

–Creo que es lo mejor...pero...por ahora, ¿podemos simplemente besarnos?

Jiang Cheng asintió, posando después sus labios sobre los de Lan Xichen. Así, se besaron largo rato, suavemente, acariciándose únicamente el rostro. Cuando el calor llegó a sus pieles, Cheng comenzó a besarle el cuello a Xichen, provocando que el mayor soltara suspiros de paz y placer. Suavemente, se colocó encima de él y le siguió besando el cuello, subiendo a sus orejas para besarlas y morderlas con cariño. Lan Xichen se abrazó de Cheng, acariciándole la espalda y bajando para sostenerle las nalgas, apretándolas y sobándolas despacio.

– ¿Nos dará tiempo para que me hagas el amor?—Preguntó Xichen, en un susurro. Jiang Cheng asintió, más caliente que consciente, y comenzó a desnudar entre besos a Xichen, quitándole únicamente la ropa de la cintura hacia abajo. No habían tenido sexo desde lo ocurrido con Yao. Xichen no se sentía con ánimos de hacer nada. Jiang Cheng sentía que no podía desaprovechar la oportunidad, ahora que su novio finalmente quería tener algo de intimidad. Se levantó para bajarse los pantalones y la ropa interior, agarrando la botella de lubricante de su cajón para poder ir de nuevo con Xichen.

Cuando Cheng entró en él, Lan Xichen soltó un gemido suave, abrazándose de Jiang Cheng con sus piernas, mientras que con sus manos le tomaba el rostro para besarlo. Lo hicieron despacio y sin prisas.

–Wanyin...—Gimió Xichen, tomándole el rostro con ternura. Jiang Cheng le besó la frente y se abrazó fuerte de él cuando ambos llegaron al clímax. Después, se quedaron recostados, mirándose de frente, desnudos bajo las sábanas de la cama de Jiang Cheng.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió con estrépito.

–Wanyin, ¿por qué carajo no contestas?

La señora Yu se quedó congelada en su lugar al ver a su hijo, desnudo, acostado en la cama junto a Lan Xichen, desnudo también. Jiang Cheng sintió que su alma soltaba un grito de pánico, pero por fuera no hizo nada, se hizo de piedra.

–Jiang Wanyin... ¡¡¡¡Qué carajo es esto!!!!

– ¡¡Mamá!!—Gritó entonces Cheng, haciendo que Wuxian, quien acababa de llegar también a la casa, corriera escaleras arriba y se encontrara con el espectáculo.

– ¡Sabía que te acostabas con Lan Xichen!

– ¡Cállate!—Espetó la señora Yu, dándole un golpe en el hombro a Wuxian. – ¡Vístanse, maldita sea! ¡Y tú!—Gritó, señalando a Xichen. – ¡Fuera de mi casa! ¡Rápido!

Corazón de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora