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Decir que odiaba los lunes es poco, el simple hecho de levantarse a las seis de la mañana y alistarse ya era tedioso, sumándole el hecho de que tengo que caminar a la estación, esperar el metro y luego caminar unas cuantas cuadras hasta llegar a la escuela.
Era una rutina molesta, pero me acostumbre con el tiempo, despues de todo era mi ultimo año de preparatoria y luego, venia la universidad, hacia ya una semana que habían comenzado las clases luego de las cortas vacaciones de invierno.
Una semana desde que legaste, una semana en la que no parabas de seguirme haciéndome considerar el hecho de encerrarme en el cuarto de limpieza durante e receso y el almuerzo, pero de algún modo me agrada tu compañía, Renjun.
Al entrar al salón me dirigí a mi puesto como normalmente lo hacia, con la excepción de que ahora estabas tu, sentado enfrente a mi pupitre hablando con dos de tus amigos.
Solo ignore tu presencia allí y me senté, apoyando mis brazos en la mesa y luego mi cabeza encima de ellos, cerré mis ojos buscando un poco de paz entre tanto ruido generado por el resto de mis compañeros, quienes se encontraban jugueteando o hablando con su grupo de amigos.
Sentí un pequeño golpe en mi cabeza, provocando que me levantara de mi posición con en entrecejo fruncido, buscando al culpable se aquel atentado a mi cabeza y te vi riendo con tus amigos, solo te ignore una vez mas, pero antes de volver a mi posición entro el maestro, solté un pequeño suspiro y procedí a sacar los útiles y libros correspondientes.
Al iniciar al receso me levante lo mas rápido posible y sali del salón, escapando de ti como lo había hecho la ultima semana, pero como siempre, acabaste encontrándome, esta vez en el patio trasero, bajo un árbol alto y frondoso, te sentaste a mi lado con una sonrisa y pusiste frente a mi el envase de una leche de fresa, mi favorita, aun tenia la intriga por saber como habías descubierto aquel dato sobre mi, pues días atrás me regalaste una leche de fresa, tomándome por sorpresa all escuchar tus palabras: - Se que es tu favorita.
Tome el envase entre mis manos y lo perfore con el pequeño pitillo pegado a un lado del mismo, dando un sorbo a la bebida, sintiendo tus ojos sobre mi.
— No hablas mucho, no es asi? — dijiste luego de un par de minutos en silencio, yo gire mi cabeza y mis ojos encontraron los tuyos, trague el liquido que yacía en mi boca y finalmente hable.
— Solo cuando tengo algo para decir — respondí, volviendo mi vista al frente, escuche tu risa a mi lado, fue corta, pero provoco un sentimiento extraño dentro de mi por un momento, lo ignore.
— Es bueno saber que no eres muda, estaba empezando a creerlo — bromeaste, tenias razón para creerlo, era la primera vez que te dirigía la palabra, tambien me sorprendí, pero no respondí nada mas.
Y asi pasamos el resto del receso, tu hablabas de lo lindas que eran las flores del jardín frente a nosotros y yo solo te escuchaba, observándolas tambien.
No quiero admitirlo, pero tu compañía es un poco agradable...solo un poco.
