5. Guardian dog

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Renjun no bromeaba al decir que ahora sería mi perro guardián, no podía dejarme sola un segundo, lo peor de todo es que no hablaba conmigo, solo me seguía a todas partes como si me fuese a perder, ya habían sido algunos días de eso, tal vez cuatro o cinco y no sabía cuanto necesitaba mi espacio personal, en verdad estaba enloqueciendo y el chico no ayudaba mucho, debía esconderme luego y esperar que no me encontrase para poder tener un poco de espacio y paz al fin.

Si, eso haría, escaparía corriendo lo más rápido que pudiese al escuchar el timbre del receso, era un gran plan, no podía fallar ¿no?

Y tal como lo planee apenas escuche el timbre me levante a guardar todo rapidamente, sali del salon aun con algunos útiles en mano mientras los guardaba en la mochila y corría con dirección al patio trasero, gire un poco la cabeza y no vi algún rastro del chico, asi que segui mi camino con pasos más lentos, aquellos años de deporte ayudaban un poco, de otro modo seguro estaría en el suelo intentando coger aire nuevamente.

Al estar finalmente en el patio trasero, pude ver las flores y macetas plantadas por el club de jardinería, se veía bonito a simple vista, todas las plantas parecían bien cuidadas. Seguí caminando hasta adentrarme entre todas las flores y plantas, encontré un pequeño espacio que era cubierto por la sombra de un árbol y me acerque para sentarme, aqui estaria hasta que acabase el receso, sola con la tranquilidad del silencio y una linda vista al rededor, no habia escenario más perfecto.

O bueno, al menos ese era mi plan hasta que en medio de la tranquilidad del lugar, se escucharon pasos raudos, baje mi cabeza y me moví a un rincón, suponía que era Huang, no tenia mas alternativa que esconderme y esperar a que se cansará de buscar allí para irse y salir de nuevo. Y efectivamente, entre las hierbas y tallos, pude diferenciar su cabellera castaña, giró la mirada en dirección a donde me encontraba anteriormente y soltó una pequeña sonrisa.

Entonces lo recordé.

Mis cosas seguían junto al árbol.

—Se que estas aqui — Hablo con tono de sorna.

Joder ¿que hago?

— Byeol-ie~ — Canturreo un poco aquel apodo, desconcertandome un poco nuevamente.

Escuché nuevamente sus pasos, cerré mis ojos con fuerza y rogué a todos los dioses que no me encontraras.

Pero nuevamente, no fue así, soltaste una corta carcajada, yo abrí mis ojos y ahí estabas tú, mirándome con una sonrisa burlona.

Debo verme ridicula. Pensé mientras carraspeaba mi garganta un poco y me reincorporaba quedando junto al castaño.

— ¿Sigues huyendo de mí? Debería castigarte Byeol-ie — Reiste nuevamente y te acercaste a mí, provocando como reacción de mi parte pasos hacia atrás.

Parecía una de esas películas cliché, la situación era completamente absurda. Mi espalda chocó con la valla de madera y tu no detuviste tus pasos hasta estar a menos de veinte centímetros de mi, mi mirada se mantuvo en tu pecho hasta que tomaste mi mentón y lo levantaste, obligándome a verte a la cara, aún mantenias una sonrisa en los labios y tu mirada estaba posada en los mios.

De repente todo sucedió en cámara lenta, te acercaste a mi y posicionando ambas manos en mis mejillas uniste nuestros labios mientras tus ojos se cerraban. Estabas besándome y yo aun no podía reaccionar, mi corazón dio un brinco y se agito al sentir el tacto de tus labios en los mios.

¿Por qué lo hiciste sabiendo que no te quedarías a mi lado?

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Little things | H. RenjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora