Había pasado la noche haciendo mis conjuros
Para volver de madrugada a mi cuarto oscuro,
He vuelto a ti; mi antiguo amigo;
He vuelto para hablar contigo,
Pues la esperanza que yacía dormida
Hoy alumbra como flama encendida,
En lo profundo de mi sentí que debía hacer algo
Y antes del amanecer salí a caminar un rato,
Y vagué por las mismas grises calles
Y podía ver cada cosa y cada detalle,
Somos destruidos por nuestra propia violencia
Sufrimos por nuestras propias falencias, (pensaba)
Cuando mis ojos se cegaron por la oscuridad
Y surgió una voz que me dijo la verdad,
En mi visión amaneció y de pronto vi
Millones de personas todo un país,
Personas que amaban sin sentir
Personas que escuchaban sin oír,
Personas que hablaban pero no conversaban
Y escribían canciones que nada expresaban,
Y ya hablar a nadie le importaba;
Pobre de ustedes, dije, no saben nada,
Escúchenme y les enseñaré
Tomen la mano que les tenderé,
Pero mis palabras chocaban en su vanidad
En su apatía he incredulidad,
Destinadas a perderse entre la eternidad
Sin ser pensadas como verdad,
Y las personas se arrodillaron y rezaron
Al dios que ellos mismos crearon,
Y buscaban entre sus propias mentiras
Que habían escrito en los textos sagrados,
Ensuciando las verdades de los antiguos profetas
Y entonces desde el cielo sonó una trompeta,
Y las personas desesperadas pedían perdón
Miraban al cielo y suplicaban salvación,
Y desde el cielo como un trueno sonó una voz
Y por todo el mundo murmuraba "no".