Capítulo 7: Sentimientos

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Esa mañana la niebla se extendió sobre el suelo como una manta blanca que cobijó el bosque y la ciudad, el aire frío envolvió todo en una singular calma blanca. Giyuu aun sostenía la mano de Kyojuro, el rubio devolvió una suave presión a la mano ajena y sonrió gentilmente antes de romper con el acogedor agarre, para el azabache al igual que el sol de esa mañana dispersaba la fría niebla, la sonrisa del rubio era tan brillante y cálida que iluminaba todo a su alrededor, era como si su sonrisa espantara la tristeza.

Las palabras intercambiadas fueron como una dulce medicina que le permitió aliviar un poco el dolor de su corazón y de su alma, en ese momento se sintió como si su cuerpo se desplegará por primera vez después de tanto tiempo de quietud, pero aun así las oscuras sombras del pasado no se desvanecieron.

Por años Giyuu vivió contemplando el pasado, atrapado en ese lugar donde todo parecía apagado y muerto, estaba acostumbrado a la soledad, aunque siempre quiso llevarse bien con sus compañeros se mantenía aislado del resto, porque además de no ser merecedor de su puesto, le daba miedo que alguien entrará de nuevo a su corazón, tener lazos tan estrechos con las personas era como una falsa seguridad, que engaña con un espejismo de felicidad que más tarde se esfuma dejando solo un sentimiento de vacío. Si se mantenía lo suficientemente alejado de los demás no le dolería... o eso pensaba.

Kyojuro se las había arreglado para traspasar todas las barreras que el azabache había formado en tantos años de soledad y autodesprecio, y ahora ya no sabía cómo lidiar con los sentimientos que el rubio despertaba en él, más en ese momento que había visto el lado más frágil del pilar de la flama, un lado que nadie más había visto.

La primera vez que el azabache vio a Kyojuro despertó cierto interés en él, pero más que eso, su presencia lo abrumó, para una persona que se había mantenido en la oscuridad por tanto tiempo, al ser expuesto a la cálida y resplandeciente luz del sol era normal que terminara deslumbrado, que fuera cegado porque aquella brillantez, por su propio bien lo mejor era seguir resguardado en la oscuridad, debía mantenerse alejado... O eso pensó...

Giyuu no creyó terminar de esa forma, solo había hecho lo que creyó correcto hacer, Nunca fue su intención terminar siendo compañero de Kyojuro, nunca fue su intención volverse tan cercano a él, no pretendía remover en sus recuerdos, mucho menos contar los suyos, porque sabía que era duro revivir memorias, memorias que jamás se iban, memorias que jamás podrían ser olvidadas.

No fue fácil contarlo y lidiar con sus recuerdos, más porque esos recuerdos fueron los únicos que lo habían acompañado en todo ese tiempo, aun después de tantos años, Giyuu podía recordar cada instante de aquella fría noche de invierno, la oscuridad, el miedo, el rostro de terror de su hermana, cada palabra que le dijo, cada respiro...Los gritos que desgarraron el silencio... La sangre ... La desesperación de que nadie creyera en él, la angustia, el dolor de saber que estaba solo, adentrarse en la oscuridad del bosque sin rumbo, las sombras macabras que se formaban entre árboles susurrantes, el aire gélido en sus pulmones y el sentimiento de abandono después de casi perder la vida, luego se estancaba en los recuerdos de la bruma en la montaña Sagiri, en la selección final, en el día que perdió a Sabito ... Seguía atrapado en Imágenes, palabras y sentimientos que ahora carecían de sentido...

Después de la muerte de Sabito nada volvió a ser lo mismo para Giyuu, todo se sentía falso, vacío y forzado, fue como vagar sin rumbo, sin propósito.

Solo se hundía más y más en los recuerdos, aprisionado en los sentimientos de culpabilidad y dolor. Solo le quedaban los tristes recordatorios de una época que se había ido, anhelar la felicidad era una pérdida de tiempo, nada volvería a ser como antes... nada podía seguir igual.

Aunque fue doloroso no darse por vencido, era la oportunidad que Sabito y su hermana le dieron para vivir, y no le iba a faltar al respeto a su sacrificio, así que cerró su corazón y siguió adelante, la única forma en que le dio sentido a su existencia fue matando demonios, por eso su rostro se endureció y carecía de expresión, ya no transmitía nada porque no quería hacerlo, fue la mejor forma de conllevar su dolor y el peso de su posición como Pilar, de sentirse diferente, de sentirse un impostor entre los demás, si todos lo odiaban, lo mejor sería también odiarse a sí mismo, si no se involucraba con las personas estaría bien, así no habría más dolor de perder a alguien.

El amanecer siempre llega (RenGiyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora