El amanecer siempre llega (RenGiyuu)

Capítulo 6: Palabras en la oscuridad

El cielo del primer día del año se tornó gris, el sol que había ascendido desde el horizonte fue opacado por densas nubes. Las corrientes de aire se convirtieron en gélidas ventiscas que eran acompañadas por diminutos cristales de hielo; Copos de nieve se acumularon en la superficie formando un manto que pintó el paisaje de blanco. La mayoría de las personas se resguardaron en sus hogares ya que el aire del exterior era tan frío que incluso respirar se tornaba difícil, cada inspiración equivalía a sentir congelar los pulmones.

Sin importar las inclemencias del tiempo, la fecha o la hora del día, las actividades para un cazador de demonios parecían nunca tener fin, en especial para los hashira, aunque aparentemente en la noche era cuando más ocupaciones tenían, durante el día se encargaban de recolectar información, desplazarse de un lugar a otro, entrenar o su defecto recuperar energía, siempre había algo por hacer.

Los cuervos del pilar de la flama y del agua habían dado el mensaje de ir a la finca mariposa, el demonio había sido vencido y los kakushi podían encargarse del resto, sin embargo, aún había muchos cabos sueltos de la misión, tenían que saber la razón por la cual el hombre ayudaba a un demonio, en un inicio pensaron que se podría tratar de alguna técnica demoníaca o tal vez estaba siendo utilizado de alguna forma, los demonios se valían de la debilidad en los corazones de las personas para conseguir víctimas sin llamar la atención, pero, era tanta la desesperación de ese hombre por defender al demonio que se descartó la posibilidad que fuera obligado o amenazado.

Ciertamente resultó ser un caso sin precedentes, al inspeccionar el Onsen no solo encontraron las posesiones de mayor valor de los turistas desaparecidos, en la habitación del dueño se localizó un sótano secreto, un cuarto frío y húmedo en el cual no se filtraba ni un solo rayo de luz, lo primero que se percibía al entrar en ese lugar era un nauseabundo olor de carne en descomposición, las paredes estaban manchas en varias tonalidades de rojo oscuro por sangre seca de diferentes días y en el suelo como si se tratara de basura, apilados unos arriba de otros había una gran cantidad de restos humanos que en su mayoría tenían un avanzado grado de putrefacción, una escena repulsiva e inhumana.

Lo más terrible del caso fue que el principal culpable de todo no fue el demonio, todo fue obra del dueño del Onsen. En cuanto el hombre recuperó la conciencia fue interrogado, sin oponer resistencia alguna contó con lujo de detalle desde cómo fue que conoció a su pareja sentimental quien era su amigo de la infancia y las dificultades que habían pasado para estar juntos, hasta el día que había sido convertido en demonio "No era muy inteligente, pero estoy seguro que él me recordaba... Nunca me lastimó... él tenía que comer... no era muy fuerte y se saciaba con facilidad... Yo sólo le ayudé a conseguir alimento." Relató como con falsa amabilidad atraía a los turistas que viajaban solos y apoyado de la técnica de sangre demonio hacía pasar a un clon como la persona involucrada para evitar despertar sospechas "¿Ustedes qué hubieran hecho por la persona que aman? ... yo solo hice lo necesario para mantenerlo a mi lado... " Confesó sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento.

Kyojuro no podía con la molestia e indignación, pero al ver el lamentable semblante de ese hombre que ya no era más que un cascaron vació, escuchar como las palabras que salían de su boca carecían de vida, el cómo contemplaba la mesa con una mirada perdida, una persona sin ningún afán ni motivos para seguir viviendo, solo podía sentir lástima por él y no una lástima de compasión, más bien una deprimente y despreciable lástima.

Por tratarse de un humano y al no tener relación con la compañía de cazadores de demonios, no poseían jurisdicción para infligir ningún tipo de castigo por sus crímenes, solo quedaba entregarlo a las autoridades responsables para que se hicieran cargo de su caso, lo único que podían hacer era asegurarse que se les brindara un entierro digno a todas esas víctimas que por culpa de una cruel jugada destino nunca volverían con su familia.