Habían pasado ya tres semanas desde que Sunoo se había ido y Sunghoon se sentía incompleto, de una manera horrible, no era parecido a la soledad como la que sintió cuando se mudó de casa de sus padres, era algo peor, era como si le hubieran arrebatado una parte de él. Como si hubiera perdido una de sus extremidades, y era algo estúpido porque Kim y él ni siquiera eran tan cercanos.
Su casa estaba tan silenciosa que le causaba ansiedad la carencia de sonido. Todo se sentía tan vacío sin las risas de Sunoo al ver videos graciosos en YouTube, o el desastre de cubiertos que había siempre que el menor intentaba cocinar, o cuando cantaba en la ducha y cuando hablaba tiernamente con Snowball, quien por cierto, ahora vivía con Sunghoon siendo el único que le hacía compañía.
Sunghoon extrañaba a Sunoo.
Nunca lo admitiría frente a alguien más, pero extrañaba que se sentara a su lado para espiar lo que leía, o cuando se quedaba dormido en el auto y Sunghoon debía despertarlo con un leve toque en la mejilla. Extrañaba cada pequeño detalle de Kim Sunoo, aquellos que antes le parecían desesperantes, ahora le parecían adorables, pero Sunoo ya no estaba.
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Después de unas cuantas semanas más, Jay se dió cuenta de la situación de su amigo. Había notado que solía distraerse y observar mucho hacía el grupo de amigos de Kim Sunoo, incluso lucía algo triste.
Ambos estaban tristes, y todos habían notado que Sunghoon ya no se molestaba por las tontas bromas que hacía su mejor amigo y que Sunoo ya no sonreía tanto.
Al ver esto, Jay decidió tomar una medida desesperada. Pedirle ayuda a Choi Yeonjun
Yeonjun no era mucho del agrado de Sunghoon todos lo sabían, pero no sabían la verdadera razón, entonces Jay pensó que quizás sería buena idea pedirle ayuda para que su amigo se diera cuenta de que amaba a Sunoo de una vez por todas.
Al día siguiente todos hablaban del nuevo rumor. Choi Yeonjun estaba interesado en conquistar a Kim Sunoo.
Sunghoon se había enterado rápidamente de todo y su molestia era evidente.
—No creo que Sunoo le haga caso a Yeonjun, no es su tipo, para nada.— dijo mientras robaba una de las papas fritas del plato de Jay.
Sunghoon odiaba a Yeonjun porque le tenía un poco de envidia, siempre parecía tan perfecto, como si nunca cometiera errores, a Sunghoon siempre le había parecido que solo era una fachada y en realidad era un mal tipo, y ahora todo tenía sentido. ¡Choi Yeonjun era un destruye familias! Estaba dejando a Snowball sin su otro padre ¿Como se atrevía?
—Sunghoon cálmate, pareciera que estás celoso, pensé que habías superado que Sunoo te dejó.— se burló.
—Estoy calmado, solo no quiero que le haga daño, puede encontrar un mejor partido.
—Claro, yo creo que alguien como yo sería un mejor partido, me postularé por el amor de Kim Sunoo.— Jay acomodó el cuello de su camisa e hizo una pose estúpida.
—¡No puedes hacer algo así porque a mi me gusta!
Jay no se esperaba para nada que Sunghoon gritara eso tan alto, pero había logrado su objetivo y ahora le debía un gran favor a Yeonjun por ayudarlo y a Wonyoung por distribuir el rumor.
—Te gusta Sunoo, lo acabas de aceptar, ahora ve y díselo, vuelvan y sean felices.
Sunghoon se sentía avergonzado, todos lo estaban mirando, incluso Yang Jungwon y Jake, quienes portaban una sonrisa malvada en el rostro y ahora se ponían de pie para correr el chisme con sus amigos.
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Había sido un día agotador para Sunghoon solo quería llegar a casa y hundirse entre sus sabanas (y su miseria) mientras miraba películas malas de romance.
Pero sus planes se vieron estropeados cuando entró a su apartamento y no miró a Snowball por ningún lado, decidió esperar, después de todo algunas veces se iba y volvía por la noche.
Pero esta vez no fue así, ya eran las tres de la mañana y el gatito aún no volvía y Sunghoon empezaba a entrar en pánico. ¿Snowball lo había abandonado también?
Se quedó en el sofá sin hacer nada, y cuando se dió cuenta de la hora que era se levantó sin ánimos para alistarse e ir al colegio, por primera vez en años decidió ir caminando, necesitaba despejar su mente, estaba abrumado.
El día pasó de manera normal, al menos hasta la hora del almuerzo, cuando Sunghoon no pudo contenerse más y se quedó dormido encima la mesa.
—Sunghoon.—alguien estaba hablándole y tocando su hombro, al principio la voz era suave pero luego la persona pareció desesperarse.— ¡Sunghoon!
Abrió los ojos, preparado para retar a Jay por despertarlo de su pequeña siesta, pero se encontró con algo que no esperaba. No era Park Jay quien había perturbado su sueño, era Sunoo quien lo miraba preocupado.
