>> Hinata Hyūga lleva apenas un año casada felizmente con Naruto Uzumaki, ella sabe que la única persona en su corazón es el rubio, pero ¿Que pasa cuándo llega un visitante inesperado a pasar unas vacaciones en su casa?
>> Sasuke Uchiha es el enigm...
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︶꒦꒷𝒯𝓇𝑒𝓈: 𝒩𝑜 𝓈𝑜𝓃 𝓂𝓊𝓁𝓉𝒾𝓉𝓊𝒹. ꒷꒦︶
No coincidí mucho con Sasuke durante los siguientes días. Sentía que el también estaba evitando el tener que quedarnos a solas o simplemente tenía ocupaciones, amigos o incluso familia que lo mantenían fuera, en fin sea lo que sea, siempre salía de casa muy temprano y regresaba sólo para la cena, cuándo Naruto ya estaba en casa.
Sabía que ellos se mantenían en constante contacto, pero yo no le preguntaba a Naruto. Era un tema delicado. Desde la última conversación sobre Sasuke, el tema se había vuelto algo tabú.
Esté día decidí quedarme en casa, ya había estado fuera mucho tiempo y quería relajarme un momento a solas.
Pero mi momento me duró tan poco, apenas me había preparado un té helado para disfrutar de una tardé soleada en la terraza con vista al jardín cuando escuché que Sasuke llegó.
Podría irme y dejarlo sólo, pero ya lo había evitando lo suficiente y después de todo está era mi casa.
—Hola.
Se detuvo junto al marco de la puerta un momento antes de salir a la terraza. Se había aflojado la corbata, pero, aun así, estaba muy elegante con el traje.
—Hola, Hace mucho que no te veía.
Él se rió.
—Si, tenía algunas reuniones pendientes de mi antigua empresa...
—¿En Konoha? —pregunté yo, impresionada.
—No. En Otogakure. He estado yendo hasta allí todos estos días.
Eso explicaba por qué apenas se había dejado ver por casa.
—He hecho té helado. Te puedo preparar algo de comer si quieres.
—Ya haces demasiado. No deberías hacer tantas cosas —dijo él.
—No es molestia, me gusta hacerlo.
Sasuke se quitó la corbata y desabrochó la camisa y se la sacó de la cinturilla del pantalón al tiempo que se quitaba los zapatos. Estaba aprendiendo cosas de él, como que le gustaba andar por la casa medio desnudo.
—Se me ocurre una idea —dijo quitándose por completo la camisa.— Pon un anuncio: «Se busca una Sra. limpieza para casa junto al bosque. Entre sus tareas se incluye limpiar ventanas, fregar suelos y hacer masajes».
—Paso de los masajes de la Sra. Limpieza. —contesté yo entre risas.
Se estiró con un gemido de cansancio, contorsionando la cintura hasta que su columna crujió.
—Está claro que nunca te han dado un buen masaje. Maldición, qué tenso estoy. Me he acostumbrado a lo bueno en Otogakure. Allí me daba un masaje a la semana.
