Capítulo 2

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CAPÍTULO 2

Trozos de vidrio esparcidos por el suelo, escritorios tumbados, archivos destrozados y libros tirados cual rastro de un tornado, fue la vista que nos presentó la sala de profesores a penas llegamos a su puerta.

Pequeñas y casi invisibles gotas de sangre se repartían por el ahora no tan pulcro, suelo de baldosas blancas.

Las paredes y el techo estaban intactos. Sin embargo, de los grandes ventanales que decoraban la sala, no se podía decir lo mismo. Aquel vidrio cuidadosamente limpiado por el personal, ahora se encontraba peligrosamente esparcido por el suelo de baldosas en minúsculos pedacitos.

-Qué carajo – exclamé en un susurro. Giré la cabeza hacia mi mejor amiga para encontrarla con la misma expresión que yo, pura perplejidad.

Aún sorprendida, escaneo la habitación con más detenimiento y lo que veo me hace por fin reaccionar y salir de mi espasmo.

Al seguir el recorrido de las pequeñas gotas de sangre con la mirada, veo a la señora Spend, mi profesora de matemática, yaciendo tirada boca abajo en una esquina del lugar, en donde, por suerte, se encuentra la menor cantidad de vidrios, pero los que alcanzaron a llegar, se observan dolorosamente incrustados de manera profunda en la piel de sus piernas.

Con cuidado de no tropezar y no lastimarme con los vidrios, me acerco hasta la profesora para comprobar su estado. Rebecca me sigue de cerca, pero sin decir una palabra.

Temerosa del resultado, cuidadosamente, y con la ayuda de mi mejor amiga, le dimos la vuelta.

Esperamos un segundo que pareció eterno, hasta qué, con un suspiro de alivio, comprobamos que su pecho subía y bajaba en un compás lento, pero estable.

Así que, sin perder más tiempo salimos de la sala y corrimos por el pasillo a toda velocidad en busca del director, o quién sea que pueda ayudarnos. 

°.°.°.°.°.°

Nuestros pasos nos llevaron hasta el despacho del director, pero no había nadie. Intentamos con la sala del personal de limpieza, pero tampoco. Ni siquiera estaba el chico nuevo parado donde lo vimos antes del incidente.

Corrimos al 3er pasillo, el de las aulas principales, y nadie.

2do pasillo, el de talleres, ni un alma. Las máquinas encendidas pero sin nadie utilizándolas.

Pasillo principal, el de ingreso, ni un alumno.

-Qué carajo está pasando Came –escucho la voz de Rebecca susurrarme asustada.

Observo el pasillo más detenidamente, y me parece ver una sombra parada al final del pasillo.

Otra vez esos ojos.

-No lo sé Rebe, pero tenemos que salir de aquí –le contesto finalmente, y agarro su brazo para empezar a correr en dirección opuesta a esos ojos aterradores, hacia la salida.

Atravesamos la puerta del colegio y me freno de repente al darme cuenta de algo.

-¡Es de noche! –exclama Rebecca a mi lado.

Observo el cielo nocturno con confusión y ansiedad.

-Cómo puede ser, si hace unas horas entramos al colegio –digo sin bajar la vista.

Es de noche, pero ni una estrella surca el cielo y tampoco nubes que las tapen.

La Luna está desaparecida y solo un manto azulado, cada vez más oscuro, se extiende por encima de nuestras cabezas.

Dejo de mirar al cielo y reacciono cuando escucho el crujir de la gran puerta principal del colegio, por la que acabábamos de salir.

Pasos apresurados.

No miramos atrás y comenzamos a correr, esta vez por separado.

Rebecca es más rápida que yo, y presa del miedo, no se dio cuenta que quedé atrás hasta que tropecé.

Se da la vuelta y se lanza a ayudarme, pero mi pie está pegado al suelo y horrorizada observo cómo es absorbido por el cemento de forma extraña y espeluznante.

Miro atrás.

Está muy cerca.

Sus ojos brillando y destacando en la oscuridad de la noche mientras que se acerca, esta vez a paso lento.

Me giro hacia Rebecca y le grito que corra, pero es demasiado tarde.

Mi grito queda ahogado en densidad de la noche.

Sus pies están atrapados como los míos, su cuerpo inmóvil, su respiración acelerada por el terror que surca las facciones de su rostro.

Estamos indefensas ante esa aterradora mirada.

Me giro nuevamente hacia la silueta ensombrecida de ojos brillantes y, si hubiese podido, saltaba hacia atrás.

Estaba de cuclillas frente a mí, su rostro demasiado cerca y sus ojos mirándome fijamente.

Un grito se escapó de mis labios y se perdió en oscuridad, cuando de repente, perdí el conocimiento.

°.°.°.°.°.°

Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue el techo de la enfermería de las instalaciones del colegio.

A mi derecha estaba Rebecca aún inconsciente sobre la camilla.

No recordaba que había pasado o cómo había llegado ahí.

Miro hacia la ventana, era de día.

Las imágenes cayeron como flashes en mi mente.

La puerta del sótano, un chico adelante, nosotras mirando, ruido, la sala de profesores destrozada, la señora Spend inconsciente sangrando, nosotras corriendo buscando ayuda, la escuela desierta.

La imagen de la sombra al final del pasillo, con aquellos ojos brillantes, volvió a mi mente.

Corrimos, pero al salir nos recibió una turbia noche, sin las estrellas decorando el cielo ni la Luna protagonizando el espectáculo.

Gritos, y luego, todo negro.

¿Qué había pasado?

Busco en mis bolsillos y hallo mi celular. Reviso el día. 27 de Enero. 7.30 am.

A las 7.00 am comenzaban las clases y con Rebecca estábamos en el pasillo mirado al aparentemente chico nuevo, frente al sótano prohibido del colegio.

¿Cómo es posible? Si cuando salimos era de noche.

¿Fue una alucinación?

¿Me estaré volviendo loca?

La puerta de la enfermería se abre y Rebecca despierta bruscamente.

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Fiu, otro capítulo más. ¿Qué opinan que está sucediendo? Y ¿Quién será aquella sombra de ojos brillantes?

Y da la casualidad que he terminado este capítulo justo a las 4:44 am, ¿una señal tal vez?

Gracias a todos los que votan y comentan la historia, y a los que no también, por al menos leerla <3

Voten, si les gusta y comenten si les apetece.

Nos leemos en el próximo capítulo.

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4:44 am, Y las razones por las que no deberías seguirleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora