A golpe de locura ©

Prólogo

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Dos postes separados entre sí por 5 metros y unidos por un travesaño situado a 3 metros de altura. Los postes tienen sobre los  3 o 4 metros de alto, lo que le da al conjunto de los tres palos una forma de H y una línea que cruza perpendicularmente la cancha, de lado a lado.

Este es el lugar donde único me siento en paz verdaderamente. Soy mariscal y capitana del equipo femenino de fútbol rugby de la universidad del estado de California. Llevo tres años siendo la líder del equipo y con muy buenos resultados.

El amor por el rugby lo heredé de mi abuelo, siempre lo veíamos mucho desde pequeña y aunque al principio no me gustaba mucho, cuando lo entendí me enamoró completamente. Al pasar el tiempo a mis padres no les gustó ni un poco la idea de que jugara fútbol. Ellos querían que realizara alguna actividad correspondiente a las niñas como el ballet o el canto, pero no podía. Lo intenté, empecé a recibir clases de ballet clásico pero entre los dolores en los talones y lo difícil que era para mí entender el francés y las dietas, era demasiado. Luego probé con  la música pero mi voz era tan desafinada que mis propios padres decidieron que no asistiera más.

Finalmente después de largas conversaciones de mi abuelo con mis padres, me permitieron entrar al equipo femenino del vecindario —solo para probar— dijeron ellos. Pero nunca llegaron a pensar que me gustara tanto y que llegara ser una de las mejores, ganandome el liderazgo del equipo en la secundaria y en la preparatoria. Gracias a esto me otorgaron una beca deportiva en la universidad de California y aquí estoy en mi cuarto año esperando a por fin graduarme y llegar a las ligas mayores algún día. Pero quien sabe, a lo mejor me espera algo más.

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Holaaa he estado muuuuuuuuy perdida durante unos meses, pero ya estoy lista. Díganme... ¿Qué les pareció este prólogo de la historia?
Besos y abrazos