III

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La siguiente vez que vió a Cyrus, a muy poca distancia de él, fue en la biblioteca. Él no había querido ir ahí, pero un largo ensayo de historia que debía entregar en menos de dos días, lo había obligado.

Por lo que había sucedido la última vez, no se había atrevido a mirar a aquel dulce chico de manera directa a los ojos, por lo que lo había alcanzado a observar de reojo, mientras veía como Amber, la chica que hasta hacía un momento había estado con él, se marchaba fuera de la biblioteca, dejando al tímido e inocente chico solo, sobre una gran mesa.

Y aunque más de un estudiante podría sacarle provecho a aquel gran lugar disponible, nadie se acercaba a aquella mesa, después de que la rubia se había marchado, ¿Qué le sucedía a todo mundo? Era evidente que más de un alumno necesitaba el lugar, más cuando se estaba en plena semana de exámenes.

Observó al pobre chico, este estaba realmente sumergido en la lectura, tan así que se sintió tonto por querer interrumpirlo, sin embargo, cada vez que tal idea se asomaba por su mente, la última mirada que le había dedicado, el capitán del equipo de básquet, aún plasmada en su mente, lo detenía.

Entonces continúo con lo suyo, tomando el libro que había venido a buscar para su tarea. Y con pesar descubrió que realmente tenía mucho que leer, y para mayor malestar, ya no podía seguir posponiendo sus deberes, así que debía concentrarse.

Ya estando más resignado, se dispuso a leer, perdiéndose todo lo que pudo en dicha lectura, pero como siempre solía suceder con él, le era imposible conseguir una concentración genuina, ya para cuando levantó la vista del libro, observó como ahora Thelonius, estaba sentado junto a Cyrus, sin ningún libro en mano, solamente se dedicaba a mirar al chico mientras este continuaba perdido en su extensiva lectura, ¿Cómo conseguía no aburrirse? Le hubiera gustado preguntarle, pero no era algo que tuviera la libertad de poder hacer.

Y aunque a cualquiera persona, nueva en el colegio, le hubiera llamado la atención la mirada tan intensa que el de orbes verdes, le dedicaba a Cyrus, Jonah era simplemente la excepción, porque más allá de todo, ya era casi costumbre verlos juntos.

Entonces de reojo observó cómo TJ le hablaba en voz baja, porque claro estaban en la biblioteca después de todo, y aquello era normal, pero lo llamativo de aquello no fue el tono en que el chico intimidante había hablado, sino la forma en que este había tomado la mano del de orbes avellana por de bajo de la mesa, ¿Por qué había hecho aquello?  Y es que Jonah no estaba lo suficientemente cerca para poder darse cuenta que mientras él se volvía a perder en su libro, Cyrus estaba muriéndose de los nervios mientras hacía uso de su mano para masturbar a quien tenía al lado, esperando que nadie se diera cuenta de lo que estaba sucediendo exactamente.  Mientras que Thelonius se encontraba realmente satisfecho con su toque.

Mírame |Tyrus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora