𝗋𝗈𝗌𝖾

# 08

— ¿qué va a hacer ahora, hyung? — preguntó jisung preocupado. habían estado hablando en un café cercano. hablaron de cualquier cosa que se les ocurría, y cada uno iba conociendo al otro mejor.

— seguramente vaya a casa de mi madre estos días, y después ya pediré una habitación en el campus — dijo, encongiéndose de hombros.
las últimas horas con jisung habían conseguido que se sintiera mejor.

— si quieres puedes quedarte esta noche en mi casa — propuso con una sonrisa mientras bebía de su leche de fresa.

— ¿dejarías que un desconocido de quedara en tu casa, sung? — preguntó alzando una ceja.

— no te considero un desconocido, min.

— no podría violarte, o secuestrarte? y por favor, no me llames así. me recuerda al señor bin — dijo haciendo una mueca de disgusto por el nombre.

— ¿acaso tienes un muñeco como el suyo, minho?

— no metas a gyu en esto, han.

— ¿tienes un muñeco como el suyo, min? — dijo sorprendido. minho no hizo más que suspirar y asentir — eres muy tierno, en el fondo.

— lo que tú digas — dijo con un leve sonrojo — me tengo que ir ya.

jisung asintió, algo triste. salieron del lugar y empezaron a caminar hacia el coche del más alto, en silencio.

— y... ¿me das tu número? por si necesito flores, ya sabes — dijo tendiéndole el teléfono, con falso desinterés. el menor sonrió, añadiendo su número a la lista de contactos del mayor. al recibir su teléfono, minho se montó al coche y arrancó, queriendo irse para no morir del infarto que estaba seguro iba a sufrir.

— adiós, min — se despidió jisung mientras agitaba su mano.

al final, el día había ido bien para ambos.