CAPÍTULO 10

3.1K 536 138
                                    

Tanto Yoongi como Jimin iban caminando uno a lado del otro por las solitarias aceras del vecindario de Jimin. Este tenía su mirada fijada en las rayas de suelo, como queriendo jugar con ellas.

— Señor...

Llamó el menor. Sin embargo, el ente decidió ignorarlo, estaba demasiado ocupado en su plan de rescate.

— Ahm, Señor diablo....

Volvió a llamar, pero este simplemente rodó los ojos y tomó a Jimin del brazo para hacerlo caminar más rápido.

— ¿Don diablo? — Expresó por última vez con una mueca en su rostro, esperando algún insulto o grito por parte del ente.

Yoongi soltó a Jimin y lo miró como si su mirada pudiera matarlo, si podía, o sea, era el diablo, pero Jimin era muy tierno como para hacerle daño.

Al menos así lo pensaba Yoongi.

— ¿Qué quieres? — Habló bruscamente, tratando de ocultar la ternura que sintió cuando Jimin infló sus cachetes por la vergüenza.

— Bueno, es que pensaba que íbamos a irnos en algún portal mágico — Se alzó de hombros, apartando la mirada.

— Ni en sueños, los pasajes de portales son más caros que un pasaje de autobús en el mundo humano — Jimin abrió los ojos con sorpresa.

Yoongi quería reír, pero no lo hizo.

— ¿De verdad existe algo así? — Preguntó con algo de ilusión en su mirada.

La verdad es que no existía dicho pasaje, pero el portal claro que existía. El mundo infernal era casi parecido al mundo humano, la única diferencia eran los poderes y todo lo que se vivía, al igual que el aspecto.

Mientras Jimin vivía en una casa.

Yoongi vivía en un castillo con demonios como esclavos, la humildad ante todo.

— Pues claro, somos una sociedad demoníaca — No pudo aguantar una sonrisa al ver como Jimin volvía a inflar sus cachetes.

Si Dios no lo había matado antes, estaba seguro que Jimin lo haría.

— Eso es bastante interesante y extraño ¿algún día me llevará para conocer mejor ese lugar?

Se sintió como si Jimin estuviera pidiendo ser llevado al infierno, técnicamente era el infierno.

— Bueno, es justo a ese lugar a donde vamos —

Ambos compartieron una sonrisa amistosa. Para Jimin era muy extraño vivir una situación así, pero no podía negar que su corazón hacia miles de movimientos cuando tenía a ese ente de piel pálida cerca suyo y no estaba dispuesto a dejarlo ir, no, absolutamente no.

Tampoco es como si tuviera mucha importancia estar en casa, prefiera pasar toda una tarde en el inframundo que seguir viviendo el verdadero infierno en casa.

— Bueno — Ambos se detuvieron en una banca, sus pies estaban cansados de tanto caminar. — Nos vamos a quedar aquí unos minutos, el trayecto es algo largo— Suspiró Yoongi.

El mayor tomó la mochila de Jimin y sacó un pingüino de chocolate y por la mirada que había puesto menor, supo que le había encantado ver aquel apetecible dulce.

— Señor Yoongi ¿me puede hablar sobre usted?

Jimin habló con la boca llena de aquel postre, trozos de chocolate estaban alrededor de su boca y sus mejillas estaban más infladas que antes.

— Traga primero, niño — Le regañó dulcemente, Jimin se sonrojó e hizo lo que le había ordenado su mayor.

— Que si me puede....

Fue callado horriblemente por Yoongi.

— Sí, se exactamente lo que dijiste.

Rodó los ojos y se sentó a su lado.

— ¿Qué tanto quieres sabes, corderito? — Aquella mirada había hecho que los movimientos de Jimin se detuvieran abruptamente.

¿Un apodo tan raro podía sonar tan ardiente con aquella voz? Bueno, Jimin no quería saber la respuesta a eso.

— B-bueno, su v-vida, ya sabe en el inframundo — Tartamudeo un poco.

— No hay mucho que contar, vivo en un castillo, mi mejor amigo es Seokjin y mi día a día se basa en torturas y castigos para los recién llegados —

Jimin lo miró con una expresión de asombro.

— Vaya, ¿cuál es el castigo más fuerte?

— Son muy variados, los castigos se basan en actos que han hecho las personas para terminar en el infierno. Ellos viven la misma historia todos los días después de su muerte. Cada uno vive en una aldea, donde todos reciben los mismos actos atroces —

Jimin lo miró con miedo.

— O sea que si alguien es un asesino, él recibirá el castigo siendo...

— Siendo asesinado de la misma forma por toda la eternidad, es como el karma. 

Jimin sonrió, adoraba los finales felices.

— O sea que si alguien que abusó sexualmente de una persona va a recibir ese mismos castigo en el infierno, siendo violado una y otra vez.

Yoongi no sabía como expresar lo que había en su mirada, pero sabía la historia detrás de aquella pregunta.

— Así es Jimin, todos reciben su castigo, sin excepción —  Sonrió al ver como el menor suspiraba tranquilamente.

Yoongi apartó la vista al ver como una paloma blanca se acercaba hacia ellos.

— Maldita sea— Susurró, tomó el bolso de Jimin y sacó un suéter con capucha. — Toma, ponte esto, creo que va a llover así que tenemos que movernos rápido —

Hablo apresurado, tratando de evitar que la paloma reconociera a Jimin, porque sino su plan se vendría abajo.

— P-pero ¡Mi pingüino!

Gritó el menor al ver como su dulce caía al piso, ¿qué tenía Yoongi con tirarle su comida al piso?

CORDERO DEL DIABLO Ⓒ| YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora