Frío

0 0 0
                                    

Empezaba a sentir frío, el dolor en todo mi cuerpo estaba volviendo, estaba recobrando la conciencia. Estaba volviendo a sentirme miserable. No tenía idea de cuánto tiempo había estado inconsciente, nubes negras y pesadas que cubrían el cielo en su totalidad me impedían saber a ciencia cierta se aun era de día o estaba anocheciendo, sin embargo ya no me dolía cada molécula del cuerpo lo que me decía que seguro había dormido más de un día.

No sabía que me había despertado, si fueran las gruesas gotas de lluvia que empezaban a precipitarse sobre mí o la lejana explosión y llamaradas que se divisaba a unos kilómetros, sin embargo la lluvia empezaba a arreciar, lo que seguramente no tardaría en apagar el fuego.

Tenía bagas esperanzas de que la lluvia se volviera tormenta y que con un poco de suerte un rayo acabara con mi agonía, una risa leve salió de mis labios, seguida de un llanto incontrolable, no supe cuanto tiempo estuve llorando tumbada boca abajo, pero fue lo suficiente como para terminar empapada y con aún más frío que el que había sentido al despertar. Mire mis dedo, al parecer podían volverse azules con el frío, no estaba segura de que tan normal fuera eso, pero pensé que moverme a un lugar un poco más seco no estaría de mal.

Logré ponerme de pie, si bien no era tan doloroso como antes aún dolía, seguramente un brazo se me había dislocado y no podía moverlo, el ardor en mi espalda había disminuido con el agua de la lluvia, pero aún así dolía al encorvarme, no podía distinguir si lo que había en mis prendas y manos era sangre o tierra, aunque seguramente era ambas, di un par de pasos antes de que un dolor punzante en mi muslo derecho me hiciera car nuevamente al suelo.  No podía pensar, actuaba en automático, no quería pensar, no querría recordar ni siquiera quería acorme de mi sueño, de ese recuerdo, de nada.

Volví a ponerme de pie, ahora que el dolor se había localizado en zonas específicas de mi cuerpo podía tener más cuidado para no lastimarme todavía más, así que avance indolente hacia el río, camino abajo había unas cuevas en las que podría refugiarme al menos por el momento, camine fijando mi vista en el río, había crecido su cauce a culpa de la lluvia y aumentaba cada vez más la velocidad con la que corría llevándose mis pensamientos con él.

El río siempre era relajante, lo movido y picado de sus aguas hacían aparecer figuras extrañas, había peces deformes y el reflejo de los árboles parecían danzar ante el ritmo de la música, y un rostro quemado flotando.

¿Un rostro quemado?

Me detuve y me acerque, era posible que fuera un reflejo de lo más que había quedado, pero después pude ver un torso, unos brazos y unas piernas, totalmente quemado y en carne viva, era una persona y se lo estaba llevando el río, trate de correr para alcanzarlo , pero el dolor en mi pierna me hizo caer nuevamente, solo que esta vez me tumbó directo al río, los golpes del agua hacían que mi heridas ardieran como locas y provocando que gritara del dolor, haciendo que litros de agua entrarán por mi boca y nariz llegando directamente a mis pulmones. Intente salir volando, solo logré lastimar más mi espalda, el pánico y el dolor abrumaban mi mente, solo podía pensar en que finalmente moriría.

Mientras el agua revolcaba pude sentir que golpeaba con algo, pude sentir una mano, era la mano del ahogado, extrañamente eso me hizo serenarme y aclara un poco mi mente. Tomé su mano con fuerza y trate de mover mi mano libre a hacia todas direcciones, con la esperanza de encontrar algo a que aferrarme, como un milagro sentí una raíz gruesa arañando mi cara y la tome con fuerza. Logré salir a la superficie  por unos segundos para respirar, pero fuerza con la que iba el río era iracunda obligandome a emplear la mayor fuerza de la que disponía, sin embargo el brazo dislocado no me ayudo mucho y termine soltando brevemente la mano del chico, afortunadamente pude volver a sumergirme y tomar rápidamente su pie. Tratando de ignorar el dolor de mi brazo puede traerlo hasta mi y empujarlo hacia arriba poniéndolo en tierra firme.

Como pude logré subir junto a él, el dolor era mayor y me hizo gritar estaba a punto de volver a desmayarme cuando lo vi, en lugar de que el agua hincha su cuerpo, su piel, roja y quemada se estaba pegando a los huesos, como si sus músculos y carne se estuvieran desvaneciendo y transparentando dejando ver sus huesos con un aspecto cadavérico.

–Una parca –susurre.

Había conocido una hacia un par de siglos en Constantinopla antes de que fuera sitiada,  su existencia tiene a ser un augurio de grandes genocidios, por lo que son atacados y perseguidos, a pesar de los maltratos que tienden a recibir suelen ser seres muy nobles, amables y comprensibles, sin embargo son muy obstinados y ligeramente rencorosas.

Su aspecto se volvía más cadavérico y el tono rojizo de las quemaduras iba adquiriendo un tono blanquecino, aún temblando de dolor y de frío  me acerqué a él. Ya no tenía mi don curativo, y no creía ser capaz de curar sus quemaduras, ya no parecía respirar, golpee su pecho tratando de hacer que sus pulmones reaccionaran, cada golpe intente hacerlo más fuerte, aunque ya no era mucha mi fuerza pude seguir intentando hasta que finalmente tocio escupiendo el agua que había respirado.

A pesar de sacar el agua de sus pulmones no se veía mucha mejora, la pibe antes blanca se tardaba de un rojo vivo y su rostro cadavérico empezó a tornarse abultado y con ampollas de quemaduras. Apenas logró entreabrir un poco sus ojos y pronunciar una ligera palabra como si fuera un respiro.

–¿Q-Quién?

Me invadieron unas fuertes ganas de llorar, logré salvar a alguien, aun estaba con vida, y el hecho de que yo también lo estuviera había servido para algo. Contuve las fuertes de ganas de llorar.

–Soy Sol

El chico cerró sus ojos y volvió a desmayarse, debía curara sus quemaduras, las parcas solían curarse sin dejar cicatrices ni secuelas, pero tienen tendencia a morir después de todo, si no trataba sus quemaduras seguramente moriría más lenta y dolorosamente, sin embargo ya no tenía fuerzas y mis heridas estaban empeorando por culpa del agua y seguía lloviendo cada vez más fuerte. Con las fuerzas que pude me levante y trate de alejar al chico lo más que pude de del río, internándonos un poco más en el bosque, justo cuando pude refugiarnos debajo de un árbol más pequeño que vi pude recargarme sobre él y desplomarme exhausta, todo el esfuerzo que había utilizado empezó a cobrar factura y poco a poco mis ojos se fueron cerrando.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 29, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Puesta del sol nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora