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POV Ada:

¿Estoy en el auto de Bora bey, de camino a un campamento? ¿Dónde tendremos que fingir que somos pareja? Esto es irreal, de verdad es irreal. Nunca me imaginé ir a un campamento y menos con Bora Bey.

— Mientras estamos en el campamento, tendrás que mantenerte al margen de lo que diga. No puedes hacer, o decir algo que eche a perder el plan...— Bora Bey me daba las indicaciones, sin apartar su vista del camino.

—¡Sí, Bora bey! — exclamé firme, cómo si aceptara las indicaciones de un general.

— Investigarás junto conmigo acerca de esta mujer; por ningún motivo, debes compartir la información recaudada con nadie, incluyendo Rüzgar y Tuğçe. Se supone que esto es una competencia — puntualizó Bora bey

—¡Entendido, Bora bey! — volví a recalcar firme

Bora bey me miró confundido y suspiró, mientras dirigía nuevamente su vista al camino.

— Y mientras estamos en el campamento, no tienes que decirme "señor" o "bey" — finalizó Bora bey

—¿Cómo?— lo miré confundida —, pero sonará raro no decirle señor, Bora bey.
— Solo es por unos días, Ada — sonrió
— Entonces, no le digo señor — sonreí
— Así es, muéstrame.
— Bora — arrugué mi nariz, mirándolo con una sonrisa
— Muy bien — murmuró y sonreí

Bora bey me miró con una sonrisa de labios cerrados. Nunca lo había visto tan bien como esa noche, sus ojos brillaban como dos estrellas y su sonrisa, ¡oh! Debo decir que a cualquiera tendría a sus pies...a cualquiera, menos a mí.

¿Pero que dices, querida Ada? Si ya te tiene a sus pies, hermana. A veces mi subconsciente no me ayuda en lo absoluto, pero tiene razón. Bora bey me tenía a sus pies esta noche. ¡Ada, vuelve a tus cabales!

Llegamos al campamento y nos estacionamos cerca del coche de Tuğçe. Justo cuando nos parkeamos, el teléfono de Bora comenzó a vibrar. Respondió la llamada que entraba a su teléfono y sonrió de inmediato.

—¡Gizem! ¿Cómo te va en México, hermanita? — preguntó sonriente

Lo miré confundida y rodé los ojos.

—¿Hermanita? ¿Desde cuando se volvió tan modesto con ella? — murmuré para mí, pero por su expresión, estoy segura que me escuchó.

Me miró mal y sonreí inocentemente, mientras salía del coche. Caminé hasta el cofre y saqué mi equipaje de mano. Bora salió del coche y cargó ambos equipajes.

— Me da gusto que hayas llegado bien, cuídate mucho y disfruta haberme metido en este lío — ironizó

Colgó la llamada y cerré el cofre. Guardó su teléfono y me miró con una sonrisa, sarcástica por cierto.

— Ahora te enteras que el "hermanita"— hizo comillas con sus dedos — era sarcasmo, ¿cierto? 
—Como usted diga, Bora bey.
— ¡Ada! — me regañó —¿Qué dijimos?
—Lo siento, la costumbre. Como tú digas, Bora.
— Mucho mejor — sonrió

Tomó el equipaje y yo tomé su brazo, él me miró confundido y sonreí.

—Tenemos que fingir que nos amamos, ¿o no? — pregunté

El sonrió y asintió. Caminamos juntos, yo sujeta a su brazo y él cargando el equipaje. Entramos al campamento, nos entregaron las llaves de nuestro dormitorio y nos vestimos.

—¿Tenemos que usar esto? — pregunté confundida, saliendo del baño.

Mi traje parecía una túnica blanca sin chiste, me quedaba bastante grande y horrible. Bora se estaba vistiendo en el baño, mientras yo me miraba al espejo.

—No entiendo como es que quieren que despierte la pasión en las parejas si nos hacen usar estos trajes tan horribles — me quejé

Bora salió del baño, abotonando su camisa negra — Será porque es una estafa, Ada. No hay ninguna chispa que reanimar, ni tampoco una pasión que despertar porque no existe — concluyó

Lo miré mal a través del espejo y me volteé para verlo cara a cara.

—Usted siempre estará en contra del amor, ¿cierto?

No respondió nada, lo tomé como un sí.

— Me preguntó quién le hizo tanto daño, como para que piense esas cosas tan horribles del amor — murmuré

Bora bey se volteó enfurecido y se acercó a mí.

— El amor es una fantasía, solo existe en los cuentos de hadas; pero si vivieras en la realidad y no en tu mundo, te darías cuenta que el mundo real es cruel. No existe el amor, como tampoco existen los cuentos de hadas — arremetió, mirándome a los ojos.

Su cercanía me ponía nerviosa, y más nerviosa me puse cuando rozó su rostro con el mío, tomando las llaves en la mesa que estaba a mi espalda.

— Tu decides sin creer, o no en fantasías.
— El amor no es como lo pinta, Bora, espero que lo entienda algún día.
— Créeme que nunca me verás enamorado, Ada. El amor no es lo mío, ni lo será.
— No me imagino a nadie contigo, será un castigo y pobre de aquella chica que cometa tan más grande pecado — exclamé, acercándome a él furiosa.

Nuestros rostros estaban tan cerca y nuestras respiraciones chocaban una contra otra. Aunque estaba furiosa por sus comentarios y él conmigo, a mi mirada no la podía controlar tan fácilmente y mis ojos bajaron a sus labios. Sus hermosos y carnosos labios rojos. Levanté mi vista y observé que él también miraba mis labios.

Llamaron a la puerta y nos alejamos de inmediato. Bora trató de fingir que estaba hablando conmigo como si fuéramos pareja y abrió la puerta. Uno de los trabajadores del campamento estaba enfrente de nuestra puerta.

— Los teléfonos, sus identificaciones y cualquier otro metal, como relojes o accesorios pónganlos en esta bolsa. Se les entregará al finalizar el campamento — dijo

Bora bey lo miró mal, más tomó la bolsa y puso sus pertenencias dentro. Yo imité su acción, sin omitir ningún accesorio. El hombre se fue de nuestra presencia y Bora cerró la puerta de la habitación de nuevo.

—¿Ahora como escribiremos? Se llevaron nuestros teléfonos, estaremos incomunicados — no terminé de hablar cuando Bora sacó un teléfono desechable con una sonrisa.

Lo miré sorprendida y comencé a reír.

—¡Oh, Bora bey! Usted es muy malo.
— No digas tonterías, Ada. Me imaginé que lo necesitaría, nos quieren tener incomunicados para controlarnos.

Analicé sus palabras y sentí miedo al instante.

— Quiere decir que estamos secuestrados y nos matarán. No puedo morir tan pronto, soy muy joven y mi carrera de escritora apenas comienza — hablé con desesperación hasta que sentí la mano de Bora bey en mi boca.

— Tranquila, Ada. Eso no pasará, recuérdame no mencionar secuestro en todo lo que estamos aquí — concluyó cansado

Asentí, él quitó su mano de mi boca y suspiré aliviada. Salimos de la habitación para dirigirnos a la primera reunión del campamento. Nuestra investigación estaba a punto de comenzar.

***

Nota: el próximo capítulo estará bomba ;) se los prometo

Date la vuelta | Baht Oyunu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora