{segundo}

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Otabek estaba en su último año, le quedaban un par de meses antes de graduarse (al fin) y luego, bueno, lo que fuera. Ahora que tenía que ir día por medio a ayudar en la iglesia, los días eran más cortos. El clima estaba bastante agradable, el atardecer tardaba en llegar y decidía quedarse un buen rato, iluminando todo con un tono naranja precioso, incluyendo al rubio que trabajaba en la iglesia.

Yuri no era ni extremadamente creyente ni demasiado ateo. Creía en Dios, sí, y había hecho todas esas cosas raras como el bautizo y demás, y también enseñaba a los niños más pequeños... pero no era idiota. De hecho, era -a opinión de Otabek- una de las personas más astutas del lugar. Tenía por naturaleza esos ojos vibrantes que te hacían pensar que él sabe más que tú. Tiene la mirada de alguien que usa todo a su favor, Yuri es dueño de la situación, Yuri nunca pierde.

Y Otabek estaba completamente de acuerdo con eso.

Luego del beso que compartieron el primer día, la situación no se había repetido. Solo conversaban un poco, Yuri siempre con la risa entre los labios, burlándose de cualquiera, pero sobre todo de Otabek. Algunas veces se quedaban conversando a mitad del camino, donde la carretera estaba apenas iluminada y los autos ya no pasaban. Era curioso cómo la vida nocturna existía solo en el centro, el resto moría a las 20:00 pm. De igual modo, la vida nocturna no era muy asombrosa tampoco, solo eran unos locales de comida, tiendas, el cine, un lugar donde se reúnen los adolescentes, bah.

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Ahora estaba pintando una pared de la iglesia porque el anciano del lugar tuvo la grandiosa idea de cambiar el color del lugar aprovechando a Otabek. El atardecer estaba a punto de caer sobre ellos y cubrir todo, por eso Otabek se apresuró en terminar esa pared para que quede lista y se seque. Yuri por su parte lo veía sentado en el pasto, escribía sobre las clases, probablemente.

Pasaron unos treinta minutos hasta que el atardecer llegó finalmente, y el cielo se puso anaranjado. Yuri se levantó, dejó su libreta tirada en el suelo y estiró los brazos, sabía que era hora de irse a casa. Era viernes, sin embargo. Otabek lo vio de reojo y comenzó a guardar las cosas, Nikolai apareció en la puerta para ayudarle.

El moreno se lavó las manos y brazos en el baño del lugar, para que la pintura no quedara muy pegada. Cuando salió se sorprendió de ver a Yuri, no creyó que lo esperaría. El rubio por su parte solo le sonrió divertido ante su cara de sorpresa, y comenzó a caminar.

Una vez a mitad de la carretera poco iluminada, Yuri se volteó a ver al moreno, y este le prestó atención.

— ¿Qué tal si vamos a comer algo? —Preguntó el rubio, Otabek le observó unos segundos, indeciso. Llevaba casi un mes trabajando en la iglesia, y nunca habían salido juntos. Además, aún acosaban a Otabek... —Vamos, es viernes.

La insistencia de Yuri pudo más que sus dudas y terminó aceptando, haciendo feliz al rubio.

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Llegaron a uno de los pocos locales del centro, eligieron uno que tenía una pinta menos familiar, donde no hubieran niños corriendo por ahí y derramando gaseosas. Se acomodaron y Yuri enseguida cubrió su rostro con el enorme menú, como si no conociera cada plato del lugar. Otabek por su parte observó el local, fijándose en otro par de personas ahí, además de una camarera algo anciana y un tipo bebiendo una taza de té en la barra. En algún lugar había una radio, y de esta se escuchaba Ask de The Smiths, Otabek pensó en Ant Man.

— Pide pizza. —Yuri seguía leyendo el menú, sin embargo lo había bajado lo suficiente como para que el moreno pudiera ver su rostro.

— ¿Disculpa?

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2022 ⏰

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Electric Chapel {Otayuri}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora