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Existen dos posibles cosas que hagan de mi paciencia tan limitada.

Pasaron alrededor de tres años en los que su alteza real, Claude Day de Alger Obelia, se mudó a mi ducado a vivir aquí por dieciocho años –ahora quince–.

Mantuve mi promesa: no eh tenido contactos con él.

Lo eh hecho bajo mi propia y explicita orden; yo, Khazar del ducado Fortuna, no deseo tener estrechos contactos con el segundo a la linea del trono imperial de Obelia.
Por palabras de mis sirvientes oí comentarios lanzados al aire, no dirigidos a mí.
No suelo oír las conversaciones ajenas, pienso que el hacerlo es una violación a un código de personalidad y hasta moralidad pero me es tan imposible el no estar atento a tales palabras que relacionen al príncipe.

"Es un niño muy educado."
"Siempre agradece por todo lo que hacemos por él."
"Es tan adorable y todo un caballerito."
"Los maestros que el señor colocó para él dijeron que era alguien excepcional a la hora del estudio."

Con oír todo eso debo de darme a la idea de que él se ha adaptado a la perfección a la vida dentro del aterrador ducado Fortuna.

Eso me deja más en calma.

Temía que le fuera difícil acostumbrarse a estar entre paredes que fueron manchadas por sangre y, a su vez, fueron testigos de innumerables masacres cometidas por mí a mano y mente fría.

No.

No soy el monstruo que todos creen que soy. Solo castigo a personas que lo merecen, los inocentes evaden el filo de mi espada. Sé –de ante mano– que nada podrá liberarme del juicio al que Dios me sometera cuando todo termine; sé cual es el castigo por derramar sangre en los antiguos testamentos, el peso de tales pecados recae encima de mí con más fuerza porque entre toda esa sangre se halla la de mis hermanos. La de mi madre y la de mi padre, aunque no halla sido yo quien se la halla derramado.

Aceptaré todos los pecados que el apellido Fortuna carga para poder ser yo quien pagué por ellos, de la misma forma que lo han hecho todos los pilares de está maldita familia de ángeles demoníacos.

—Tks.—

Pasaron tres años desde que ese niño alberga en el palacio de la familia Fortuna y no he recibido ni una sola carta de su asqueroso y mal nacido padre de pacotilla.

—¡Es... Un asco de persona!—insulté de mientras arrojaba la carta que con anterioridad escribí. Si mi mente no se equivoca fueron treinta las cartas que envíe al palacio Escarlata, ¡treinta! Y de esas treinta tan solo eh recibido cuatro respuesta en donde no hubo ni una sola palabra que se refiera al mocoso.—No me sorprendería que ese niño a la mayoría de edad se deshaga de él.

—Gran duque.—oí ingresar a mi mayordomo. Kafur ha estado en este ducado desde antes de mi nacimiento; fue la segunda persona en quien más mi padre confió incondicionalmente. Fue un tipo que cuidó de mí de mientras mi familia hacía lo que mejor sabía hacer: ir a la guerra, realizar campañas, militares y politicicas en nombre de la podrida familia de Obelia.—Lamento el estar molestándolo.—es impresionante que a su edad de 80 él aún persista con dureza.—Traigo un comunicado de su majestad, Caciano, para usted.

❝𝐄𝐋 𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃𝐈𝐀𝐍 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora