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—¡Mi lord!

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—¡Mi lord!

Khazar elevó la mirada de los papeles que con anterioridad se había dispuesto el leer con atención. ¿Cómo podría enfocarse en su deber como Gran Duque cuando el pequeño príncipe Claude regresó a la oficina luego de haberse marchado por tres encantadoras horas?

—¡Mire!, ¡Mire! —insistía con que viera unas hojas totalmente arrugadas y manchadas, pensó él con mugre, seguramente proveniente de las manos del infante—. ¡Son mis calificaciones!, ¡Mírelas, por favor!

Él aceptó el pedido, vio las notas y sí, eran sobresalientes, pero él se anticipó a todo. Vio las notas del príncipe semanas atrás, la curiosidad siempre mata al gato. Claro que fue sorprendente. Notas como las que Claude tenía eran únicas y eso le generaba tranquilidad. Ahora, el hecho de que esa hoja de calificaciones esté en tal estado tan deplorable le da a entender que ese príncipe no estaba bien asicalado.

—Claude. —lo nombró intentando no sonar atemorizador—. ¿Por qué pareces haberte arrastrado como un perro por el jardín?

—Caí una o dos veces camino aquí. —respondió—. Pero es porque estaba emocionado por llegar pronto con mi lord para mostrarle mis notas.

—Ya veo. Entonces, ve y diles a las criadas que te den un baño.

—No puedo. —la respuesta del pequeño sonó con naturaleza. Khazar miró al niño atento, esperando oír una explicación—. No puedo molestar a las señoritas cuando ellas están en su hora libre.

—¿"Hora libre"? —ahogó algunas carcajadas—. Oh vaya, ¿desde cuándo en este lugar existen las horas libres?

Se colocó de pie y fue directo a la puerta de salida. Una sola mirada suya bastó para indicarle al príncipe que lo siguiera.
Claude caminaría detrás suyo; se preguntaba qué es lo que él haría. Parecía estar muy enfadado, aunque lo escondía bien. ¿Se habrá enfadado con él por no haber tenido cuidado con su ropa?

—Camina más rápido. —exigió el Duque. Claude aumentó su velocidad un poquito más, pero aún así llegaba a quedar lejos del mayor. Khazar era alto, con cada paso que daba era el doble o el triple de los pasos que el Príncipe podría dar. Por esa razón es que tenía que correr a veces—. Diablos. —maldijo en voz baja al aceptar que así no lograría que el niño llegase hasta el otro extremo del enorme ducado Fortuna—. Claude —se detuvo y él lo hizo. Tuvo que darle un poco de tiempo para que recuperará el aire perdido—, ven aquí. —tomó al niño desde abajo de sus brazos y lo elevó del suelo con tantas facilidad que todo tomó por sorpresa al pequeño príncipe.
Cuando procesó con calma lo sucedido, se dio cuenta que ahora estaba en los brazos de su lord.

Claude tenía un ligero aroma a tierra. No era un aroma molesto, a veces a Khazar le agradaba. La mugre se podía ver con más claridad, estaba adherida al rostro del infante. Si esto era así, ¿cuánto tiempo habrá estado descuidado por los inservibles sirvientes que tenía?

—Quiero que me respondas y quiero que me digas la verdad. —exigió al menor—. ¿Cómo te tratan los sirvientes?, ¿Te dan tus baños, tu comida?, ¿Cómo es que se portan contigo?

—¿Los sirvientes? —pensó unos momentos para poder responder correctamente—. Ellos a veces son amables conmigo, pero otro días solo me ignoran. —esa respuesta bastó para que la ira en el Duque se convirtiera en un potencial peligro.
Apresuró el paso repentinamente. Claude se sujetó del cuello del mayor para evitar caer.

—¡Ordena que todos los sirvientes de este ducado se presenten de inmediato en el salón principal! —ordenó con un tono de voz totalmente feroz al primer soldado que encontró en aquel pasillo.

Lo demandado por el gran duque había sido cumplido y todos aquellos que servían al ducado Fortuna estaban presentes en el enorme salón principal del palacio.
Nadie entendía el motivo de está reunión repentina por parte del Duque, ni siquiera el jefe de los mayordomos podía brindarles una respuesta ya que él tampoco había sido informando de los recientes problemas.

Las voces y los murmullos se silenciaron cuando Khazar se hizo presente teniendo en brazos al príncipe Claude.

—Eh crecido dentro de este palacio bajo la tutela de algunos de ustedes. —comentó el Duque mientras caminaban en frente de la fila de mayordomos y sirvientas—. A algunos los conozco tan bien como si fueran parte de mi familia mientras que a otros los estoy conociendo ahora mismo. —cada palabra dicha por él les resultaba confusa, ¿Qué era lo que tanto quería decirles?—. Durante todos los años que eh vivido aquí nunca eh oído que los sirvientes de Fortuna hayan tenido momentos libres. —los nervios se hicieron notaron en algunos mientras que en otros no—. Horas de descanso. —el pequeño Claude se sentía asustado. ¿Su Lord se enfadaría con todos ellos por su culpa?— ¡Nunca ni siquiera cuando estos cimientos se estaban alzando, nunca se les brindó descanso a todo aquel que decida servir a la noble familia Fortuna!

—Maestro. —interfirió el jefe de mayordomos—. Usted tiene que estar confundido. No ha habido una infracción así en este ducado, yo eh tenido el orden completo y bien vigilado de todos y cada uno de ellos.

—¡Kafur! —el anciano tembló ante ese grito—. Tienes suerte de ser el hombre que me ha criado, sino tu cabeza rodaría.

—Tenga cuidado con sus palabras, se lo pido. —suplicó al albino—. El joven príncipe esta oyendo todo esto.

Tenía razón. Claude era un niño aún, ni siquiera entendía y tampoco debería de entender el significado de "decapitación" por el momento.

—Entonces te ordeno que lleves a Claude de inmediato a darse un baño. —entregó al joven príncipe a brazos del jefe y le permitió el retirarse del lugar al instante.
Los demás que aún perduraban en aquellas filas se sentían tan atemorizados por la penetrante mirada carmesí que el Duque tenía sobre ellos—. Ahora, —Khazar desenfundó su espada y apuntó a un par de ellos con está generando un completo pánico y terror— van a decirme quienes son aquellos que se atreven a ir en contra de las reglas de esta familia. Lo harán ahora mismo o tendré que castigarlos a todos por igual, no importa si eres recién llegado o alguien que ha estado aquí ya desde hace veinte años.

—Gra-Gran Duque. —habló uno de los más viejos en la fila. El anciano fue atentamente oído por el albino de ojos rojos—. Yo puedo decirles quienes son, hasta puedo señalarlos.

—Haz una lista con sus nombres. —ordenó—. Aquellos que estén en esa lista tendrán la mala suerte de ser echados de esta casa. —oír que solo serían despedidos fue un alivio increíble—. Hoy tienen demasiada suerte. No quiero que el príncipe sienta el aroma a la sangre.

El que aquellos que se atrevieron a faltar a una de las reglas más importantes de la familia ducal deberían de sentirse profundamente agradecidos con el príncipe al cual han descuidado intencionalmente solo por el capricho de 'descansar'

Claude recibió un baño apropiado y su ropa fue cambiada por una más limpia con aroma a agradables perfumes.

Su cabello fue peinado apropiadamente. Esto sería de ahora en adelante una rutina en el joven príncipe.

Órdenes directas de Khazar.

—Gran Duque. —un soldado llamó su atención—. Llegaron noticias urgentes del palacio imperial. El rey...ha enfermado y esta en cama. Él demanda hablar con usted.

—Vaya. —una risa se escapó sin querer por parte suya—. La cuenta regresiva ha comenzado.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2023 ⏰

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❝𝐄𝐋 𝐆𝐔𝐀𝐑𝐃𝐈𝐀𝐍 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora