VEIA A LOS PUEBLERINOS LUCHAR CONTRA LOS COLONIZADORES. Suspire sintiendo cómo mi piel se erizaba al oír los gritos rogando por piedad. Escondí mis manos en puños, canalizando mi ira y tristeza. Tanto años cuidando de ellos, Para que se destruyan de esa forma.
— cariño— druig se colocaba detrás mio sobando mis hombros y ante-brazos con sus cálidas manos. — No deberías ver esto.
— Estoy harta. — Solté. — Todos estos años tratando de protegerlos de los desviantes para que pudieran crecer como una civilización madura y feliz. ¿Para que?, para verlos destruir todo lo que construimos.
— Frida... — Me giré a verlo. Sabía que él sentía lo mismo que yo. — no podemos hacer nada.
— No puedo creer que Ajak no permita que los ayudemos. Podríamos crear una civilización mas buena, con la inteligencia suficiente para no tener que luchar en sus vidas. Yo puedo hacer que ellos dejen de lastimarse a ellos mismos. Tu,phastos...
— Ajak no nos lo permite hacerlo. — Él despejó un mechón de cabello que tenía sobre mi cara. — Si yo pudiera, lo haría. Por ti, por nosotros.
— Druig, ya han pasado mas de 5.000 años. — Toqué su rostro con mi mano. Acercandome a él. — Yo creo que es hora de hacerlo.
— ¿Esta segura?— Preguntó.
— Si— una lágrima descendió por mi mejilla. Él la apartó con su pulgar y apoyo su frente en la mía. — Contigo hasta él final de la linea.
— Para toda la vida— Me sonrió y deposito un beso en mi frente.
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AL ESTAR ABAJO, podía sentir él miedo de la gente aun mas. Mi corazón se estrujó y tuve ganas de llorar. No poder hacer calmar a toda esa gente me volvía vencible, Ajak no permitía usar mi don a menos que tuviera una orden.
Thena y Makkari llegaron.
— ¿Donde están los demás?— Preguntó Ajak.
— Tuvimos que separarnos— contestó Makkari.
— Eran mas desviantes de lo que pensabamos— le siguió Thena.
