One-shots. Natasha Romanoff

Tara, tarara, tata.

Una pelirroja pasaba frente al pasillo del laboratorio de su gran amigo y científico, cuando escucho un estruendo.

Después todo solo se volvió negro cuando vio un humo negro salir de por debajo de las puertas, de cristal, corredizas.

Al recuperar la conciencia se dio cuenta que volvía a tener 17 y que no estaba sola. A su lado su mejor amigo la miraba a punto de soltar una carcajada. Pero la retuvo al ver su mirada asesina.

Clint Barton también tenía un aspecto mucho más joven, y era notorio que su ropa parecía muy grande para su flacucho cuerpo.

Entre más analizaba la situación, más gracia le causaba.

—Mueve tu trasero de ahí y ayúdame a levantarme de aquí, por favor.— la ayudo, un poco muy muerto de risa.

Su ropa también quedaba floja, entraron al laboratorio y en el piso estaba Anthony Stark, mucho más joven. A su lado Bruce Banner tenía cara de querer sacarle los ojos. También más joven.

—Diganme que ustedes no cambiaron— entro el rubio sentinela, con los ojos tapados por su brazo, como el que no quiere la cosa.

Detrás de él iba Thor con una sonrisa burlona. Le destapó los ojos al capitán, y este casi llora al verlos.

—Fridey, llama a Fury, dile que es urgente.— dijo, casi gritó, el capitán. De lejos se podría notar el pánico creciendo en su interior.

⟨⟨Si, señor Roger⟩⟩

—Gracias.

⟨⟨No hay de que⟩⟩

—Thor, levanta a Tony y busquemos a los demás— ordenó la espía de descendencia rusa. —Por el amor que me tiene la muerte, que no todos estén así.

Salieron por el pasillo con paredes grises, intentando comprender que hizo el científico.

Llegaron al piso arriba de ese comprobando lo temido, un Pietro Maximoff y una Yelena Belova se encontraban inconcientes sobre el sofa frente al televisor.

—Елена (Yelena)— susurro, arrodillada a su lado, intentando levantarlos sin alarmarlos mucho, y con el mayor tacto posible.

—¿Quién fue?

La voz del director de SHIELD se escucho imponente detrás de ella, se incorporo y levantó la cabeza en dirección a los genios.

—Bien, ya veré qué hago, busquen a los demás. Romanoff, llévate a tu hermana.— asintió a su lado su hermana y cuñado empezaban a despertar.

—Este Tony.

Jalo del brazo a los dos recién despertados y los arrastró con los demás, tomo la mano de su esposo.

Su esposo, Steve, que ahora también parecía un chiquillo de último de preparatoria, no podía parar de reír. Le dio un puñetazo juguetón.

—De está no se salvan.

—Lo sé.

La pelirroja se jiro en dirección a su cuñado.

—Pietro ¿Dónde están Wanda y James?— se abrazo al brazo de su pareja.

—Con Sam y María, fueron a comprar la comida pero ya tardaron.— hizo una muñeca, habían terminado comiendo algo preparado por ellos mismos.

—¿Y Visión?

—Charlando con Viernes en la sala del último piso.— ahora contesto la rubia, algo divertida de la conversación que tenían las IA.

—¿Por qué?