Me di la media vuelta, para verlo de frente. Sus ojos estaban cristalizados, a diferencia de los míos que ya estaban inundados y mis mejillas completamente empapadas.
- ¿Que si te amo?- no había pregunta más estúpida, apenas y me podía sostener en pie por el dolor que sentía en mi interior y él se atrevía a preguntarme si lo amaba. -Yo ya te había dicho que cuando decía que te amaba no jugaba- le dije seriamente a pesar de que todo mi interior se contorsionaba.
-Entonces no me lastimes así y déjame explicarte lo que sucedió- dijo en tono de suplica al mismo tiempo que me tomo de las manos.
-N... no es el momento ni el lugar...- le dije quitando mis manos.
-Cualquiera es el lugar y el momento para recuperarte- tomo mi rostro entre sus manos, quería tragarme todo mi orgullo y devorar esos labios rojos, sus caricias sobre mi piel, embriagarme con ese aroma tan especial y perderme en esos hermosos ojos como tantas veces lo había hecho.
- ¿Oppa porque lloras?- era Nana - ¡Rayos!- pensé, volteé a verla y me miraba consternada.
-No pasa nada solo me sentí algo mal- mentí y le sonreí forzadamente.
-Si quieres podemos irnos ya- me dijo tomando al cachorro.
-Si... será mejor que nos vallamos- le dije.
-Los llevamos- dijo Kai mirándome.
-No hace falta traigo el auto- le conteste.
-Pero no puedes conducir así- se estaba aprovechando de la situación.
-Claro que puedo- le dije molesto -Ya me siento mejor-
- ¿Seguro?- no lo lograría - ¿Tu qué dices Nana?- le pregunto y esta rió tímida - ¿Los llevo? O ¿lo dejas conducir?- lo mire fulminantemente -Podemos pasar por un helado- le dijo moviendo rápidamente sus cejas, los ojos de Nana se iluminaron. Ama el helado.
- ¡Sí! ¡Tú nos llevas! - Dijo feliz -Gracias hermana- pensé sarcásticamente.
-Entonces ustedes vallan por el helado y yo me iré a casa en MI auto- me cruce de brazos.
-mm...- dijo poniendo su mano en su barbilla como pensando -Eso no se puede...-
-Ja- reí sarcásticamente -Ahora tú me vas a decir que puedo hacer y que no- le reclame.
-No, pero te daré dos opciones- ambas pequeñas nos miraban divertidos -Podemos ir en tu auto, te llevo a casa y luego yo regreso por mi auto...- dijo sonriente -O podemos ir en mi auto por un helado, dejamos a Nana en casa al igual que a Lizzy y regresamos tu y yo por tu auto- levanto su ceja izquierda y sonrió.
- ¿No hay una que no implique a ti y a mi juntos?- le dije y se escucharon las pequeñas risitas.
- Entonces... ¿recuerdas la última vez que no quisiste subir a mi auto? - Sonreía torcidamente, pero yo solo lo miraba seriamente -No quería volverte a hacer pasar por eso pero...- dijo y de un momento a otro me cargaba sobre su hombro.
- ¡Kai!- grite mientras el corría - ¡Bájame ahora!- le ordene.
-Nana... ¿lo bajo? - Se detuvo para preguntarle a mi hermana quien reía a carcajadas.
- ¡No!- dijo riendo.
- ¡Nana!- le reclame y solo seguía riendo - ¡Bájame ya!- todos volteaban a vernos y se reían o incluso nos miraban enternecidos.
Dejo de correr más no lograba ver más que su espalda, la cual era víctima de mis golpes, pero escuche como desactivaba la alarma, habíamos llegado a su auto.