capitulo 4 acostumbrarse

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Edward

Pronto pasó un mes en el trabajo y Ariana aún seguía pensando que al señor Edward no le agradaba para nada ya que no le hablaba de la misma manera que a Edith, o tal vez sería que le tenía menos confianza, aun asi era demasiado tiempo y su jefe seguía igual con ella.

Le resultaba incómodo trabajar para un jefe el cual la trataba fríamente. Pero no había nada que pudiera hacer.

Tal vez era un tanto exagerada en pensar de esa manera. Pero algo era seguro, la miraba con desdén y con solo un poco de odio tal vez, prueba de eso había ocurrido esa mañana.

***

Ariana llevó el cafe de el señor Edward muy temprano, ese día habían entrado media hora antes de lo habitual porque tendrían una junta ese mismo día y vendrían algunos clientes para ver la presentación de algunas telas.

Edward sorbió un poco de cafe e hizo una mueca de desagrado, volteó a ver a Ariana con el mismo desdén que siempre.

— ¿fue usted quien hizo este cafe? — Preguntó enfadado, levantando la taza para entregarsela a Ariana.

— si... asi es, ¿Esta mal? — Preguntó timidamente.

— Dígale a Edith que me lo prepare, ella ya sabe como me gusta.

Ariana no dijo mas nada y salió de la oficina con la taza de café temblando en su mano.

Esta vez ella se había molestado bastante ya que el café no lo había preparado ella, si no Edith, solo le había mentido a su jefe para darse cuenta de que él en verdad la odiaba y pretendia molestarle.

— ¿Que pasó? ¿No quizo café el dia de hoy?

— ¿Podrias llevarle otro? — inquirió Ariana mientras vaciaba el contenido en el lavabo.

— ¿porque? ¿que pasó? — cuestionó con asombro.

— Bueno el cree que yo hice ese café y no lo quizo, dice que le hagas uno como a él le gusta — Suspiró Ariana, esto la estaba enfadando aún mas.

— no lo creo.

— ¡entonces tú porque crees que lo traigo todo! Alzó un poco la voz.

— Que imbécil — Objetó Edith, ya molesta tambien.

Ariana solo sonrió y negó con la cabeza y se fue a su escritorio, se llevó una mano a la frente soltando un gran suspiro . Y asi tendría Que lidiar con eso todo el dia — pensó.

Mientras acomodaba unos documentos se quedó pensando,  que le había hecho  para que actuara de esa manera para con ella, no tenía idea de porque la odiaba tanto. No tenía nada de que quejarse, era buena en su trabajo, jamás faltaba, no llegaba tarde, ¿que había hecho  para que la odiara tanto?

en todo ese tiempo que tenía trabajando para la compañia no había tenido ninguna queja.

Aun así era un cretino.

*******
***

Ya en casa. Salio de bañarse y se miró al espejo que estaba en su habitación pegado en la pared y en el cual podía verse de cuerpo entero.

Ariana era muy bonita. Media 1.70 de altura, era delgada pero de cadera pronunciada, piel clara, cabello castaño claro, largo y ondulado, de un brillo espectacular, sus ojos eran color café claro, le gustaba asistir al gimnasio de vez en cuando, le gustaba cuidarse.

Pero el señor Edward ni siquiera volteaba a verla, no es que ella lo deseara, pero aún asi le disgustaba que fuera tan indiferente con ella, así que ella se propuso ser igual con él. No es que creyera que él notara la diferencia pues en realidad no hablaban.

No le importaba que el señor Edward fuera tan sangrón, Por decirlo asi. Ella solo iba a trabajar no a quedar bien con él, era cuestión de acostumbrarse a su manera de ser.
Aunque eso le resultara dificil,  obviamente tendría que tratar con él, despues de todo era su jefe, no iba a mandarle recaditos con Edith , tampoco le llevaría al señor William los papeles que por fuerza tenian que ir firmados por Edward.

Tal vez Edward si se dio cuenta de que ella era indiferente con él,  ya que tampoco lo miraba de frente cuando se referia a él , también se sentía en el ambiente cuando comian todos juntos en la biblioteca.
Cuando el señor William encargaba comida china para todos y se sentaban en la pequeña sala de la biblioteca.

ya habia transcurrido 2 semanas más y las cosas entre jefe y empleada no cambiaban en absoluto.

Ambos seguian con indiferencia y se hablaban fríamente, Ariana solo trataba lo mas importante, cualquier otra cosa la consultaba con Edith.

Tambien Edith se daba cuenta pero no quería entrometerse, era algo que debía salir de Ariana y ella respetaba el hecho de que aún no le contara, tal vez en algún momento lo haría.

ME ENAMORÉ DE MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora