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3. Brownies, de esos que dan risa.

Llegó el viernes y con él la desgracia de la semana.

—¡Jisoo!— mi grito se escuchó por todo el pasillo, mis piernas se movían por sí solas y el enojo era evidente.

Media más que ella y ni eso impidió que la azabache sonriera sin temor al tenerme frente a ella, encolerizada.

—¿Qué has hecho?— dije con molestia, apretando los dientes.

—¿De qué hablas?— preguntó recargadose en la pared contraria a nuestro salón.

No habían muchas personas a nuestro alrededor, ni mucho menos vagando en los pasillos. Por el momento, sólo éramos nosotras dos en el corredor.

—Sabes de que hablo.

Mis piernas no se detuvieron, y mientras ella me observaba comencé a dar vueltas a su alrededor.

Me dio una mirada que me hizo comprender que en efecto, ella sabía perfectamente de que hablaba. Aún así, me tomé la molestia de sacar mi móvil y ponerlo frente a sus ojos.

—¡¿Qué significa esto?!

Ladeó la cabeza para observar la imagen y luego sus ojos pasaron de mi móvil a mis ojos.

—Me veo bien de espaldas— se limitó a contestar con diversión.

—¡Yo sé que te ves bien de espaldas!— grité sin darme cuenta de mis palabras para luego retractarme:—, sabes que no me refiero a eso.

—Yo no subí la foto si es lo que te preguntas.

—No, pero en vez de negar lo que dice la descripción te limitaste a poner un maldito corazón— comenzó a reírse cuando hablé—. ¡Un maldito corazón!

—Nadie le hace caso a esa página de chismes, no sé porque te preocupas tanto.

—Dime cuantas reacciones tiene la foto— acerqué más el celular a su rostro.

—Cie... — se detuvo frunciendo el ceño, como si hubiese visto algo que la dejó confundida— ¿me estás escuchando?

Murmuró un «¿Qué?» y me apresuré en revisar las notificaciones que habían entrado en los cinco minutos que Jisoo tuvo el celular delante de sus ojos.

Y... ¡Bendita publicidad de wattpad, no podría ser menos explícita!

—E-es un anuncio.

Mis mejillas comenzaron a encenderse de la vergüenza. La cual era tanta que conseguí olvidar mi propósito inicial.

—Jennie, he visto lo que lees en clases, no tienes nada de que avergonzarte.

La conversación comenzó a tomar un rumbo que no me convenía, así que preferí alejarme a grandes zancadas de la chica.

—¡Te odio!— grité entrando al salón de clases.

El sol entraba por las pequeñas ventanillas del lugar, y tuve que cubrirme un poco los ojos cuando los rayos me encandilaron por un momento.

—¡Jennie!— la voz de Sooyoung estaba llena de reproche.

Preparé mi mejor sonrisa mientras me acercaba con las chicas.

«Estoy muerta» me lamenté.

—¿Cómo están las dos estudiantes más lindas de toda la escuela?— me senté con miedo de las miradas que ambas chicas me dedicaban.

—No intentes comprarnos con tus halagos.

—No pretendo hacer eso— respondí sonriente, intentando calmar los ánimos.

In the songs | JensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora