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Salí de mi habitación mientras pasaba mi dedo por mi labio inferior, intentando difuminar el labial que me había puesto, para que mi madre no lo notara.

— Me voy — saludé con la mano a mi madre, que estaba sentada en el sofá mirando TV.

— Cuídate hija — me saludó mi padre desde la cocina.

— Claro — contesté.

— No todos los chicos son buenos — susurró mi madre — ten cuidado.

— ¿E-Eh? ¿De qué hablas, mamá?

— Sé que irás a ver a un chico. Tenías la sudadera de un chico el otro día, y ahora estás usando labial. No voy a prohibirte nada, sería ridículo. Solo cuídate, ¿sí? No le diré a tu padre.

Asentí.

— Me iré — respondí.

( • • • )

Luego de que Chris y yo nos encontráramos en nuestro punto de encuentro en la playa, nos dirigimos a la casa de Layla. Caminábamos por la calle, cerca de la playa, y viendo como atardecía.

Durante el camino no supe qué decirle a Chris, en mi mente solo daba vueltas su mensaje de anoche. Para ser sincera... lo había leído más de cinco veces, y todas las veces que lo leí sentí mariposas en el estómago. Una sensación adictiva.

Por fin llegamos, y Chris tocó la puerta. Layla vivía en una cabaña muy grande sobre el mar.

Esperamos unos minutos, en silencio, pero nadie abría.

— Esto es raro... me pregunto si Layla ya está ebria — rió Chris.

Reí yo también, e hicimos contacto visual por primera vez en la tarde. Ambos nos miramos a los ojos durante unos segundos, y luego su mirada se posó en mis labios. Tragué saliva, nerviosa.

— Estás usando labial...

— S-Si... ¿se ve mal?

— No, solo...

Chris seguía observando mis labios con deseo. Se acercó a mí dando un paso hacia adelante. Mi corazón comenzó a acelerarse mucho. Apoyó su mano en mi mentón y deslizó suavemente su dedo pulgar a la comisura de mis labios. Luego frotó suavemente.

— Se corrió un poco... pero no se quita... — volvió a hacer contacto visual conmigo.

— ¿E-Eh?

— Tu labial...  — volvió a observar mis labios.

Tragué saliva, nerviosa, y cerré los ojos, esperando un beso. Pero solo escuché la voz de Layla, y me aparté rápidamente.

— ¡Llegaron!

— ¡Layla! ¿Por qué te tardaste tanto?

— Oye, ¿ni siquiera puedo ir al baño, bastardo? — bromeó — adelante, los chicos están por llegar. Mientras los esperamos, podemos beber un poco.

( • • • )

"Mierda"

Layla había propuesto beber un poco, pero yo me sentía demasiado tensa, y mi corazón se aceleraba cada vez que Chris se ponía un poco cerca mío, cada vez que recordaba el mensaje.

《 Quiero besarte mucho mañana 》

Mientras Chris y Layla hablaban de cosas sin importancia, y bebían, yo tomaba trago tras trago, aunque mi garganta ardiera. Ellos realmente no lo notaban porque también estaban bebiendo, pero para cuando llegaron Felix y Noah, yo ya me sentía bastante mareada.

𝑺𝒆𝒂 • 𝑩𝒂𝒏𝒈𝒄𝒉𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora