Vueltas y Vueltas; El Orfanato

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Capítulo 1: Vueltas y Vueltas.
Primera parte: El Orfanato.

—Lindos conejitos, danzan en las flores, vueltas y vueltas, ¡Y a saltar!

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Lindos conejitos, danzan en las flores, vueltas y vueltas, ¡Y a saltar!

Los senderos de la vida que estamos destinados a recorrer, pueden ser caminos muy crueles y traicioneros, y lo peor es que nadie nos prepara ni nos advierte de aquello hasta que ya es muy tarde.

—¡Gina, ven a ver esto!

La niñez, sin embargo, debe ser la etapa más inocente de la vida misma, desconocemos por completo lo que la vida puede tener esperando por nosotros, no tenemos ni la más mínima sospecha de lo que es aquello... Cuando se tiene una buena infancia, y a veces, aun cuando no lo es tanto.

—¡Ya voy!

Existe un pequeño pueblo entre Metal City y la ciudad vecina, el cual se encuentra cerca de un gran edificio escondido entre el bosque y la carretera, un Orfanato, donde ya casi no hay niños, por lo mismo casi no hay gente que trabaje en el lugar, el cual al ser tan grande posee varias habitaciones vacías, cerradas, incluso ocultas.

—¿Qué es eso, Ryuto? —Una pequeña niña de rojos cabellos sujetos en dos trenzas ojos de un apagado turquesa y una pálida piel de niña, caminaba descalza por el pasto hacia su amigo, mientras su vestido turquesa se enredaba con las zarzamoras de vez en cuando. Este se encontraba junto a un árbol, inspeccionando un objeto más que había encontrado al pie de este, tenía la costumbre de buscar cosas en el suelo cuando se escapaban a jugar al bosque cercano. —Parece ser un reloj, es bastante viejo y está lleno de tierra... ¡Increíble!

La pequeña, quien pronto cumpliría 6 años, río dirigiendo su mirada al tercer miembro del grupo, un chico de ya 6 años. Ambos eran mayores que Ryuto, solo tenía 4 años en ese entonces. Está observó al otro chico y como este miraba al que parecía ser su hermano menor con una sonrisa. —Ryuga, ven, vamos a jugar a las escondidas. —Estiro su pequeña mano hacia el mencionado, este la tomo, luego estiró la otra mano hacia el menor. —Ven Ryuto, no te quedes aquí solo, juega con nosotros. —Ryuto guardo su gran hallazgo en un bolsillo y le dio la mano a la pequeña, una mano llena de tierra, pero está no tuvo el menor desagrado en tomar su mano y caminar con ambos nuevamente hacia el orfanato.

Los dos chicos eran muy parecidos, ambos poseían un blanco cabello, aunque mientras uno tenía un rojo mechón en este a la derecha, el otro lo tenía a la izquierda, pero ambos tenían iris doradas y un tono de piel tostado.

Ryuga y Ryuto, ambos hermanos llegaron al orfanato cuando Gina tenía casi tres años. A su vez, el mayor tenía tres años también y el menor apenas uno, fue hace tres años, en un día parecido a este. Pero, no es una fecha que sea agradable de recordar.

Dentro del gran edificio, como antes se mencionó, había lugares a los que nadie podía ir, los tres pequeños sabían esto. Además, había otros lugares en los que preferían jugar, la biblioteca por ejemplo, los pasillos de los dormitorios o el comedor.

Una Condena Pelirroja ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora