Your name (Silver y Lectora) 💮En edición 💮

🍃 一 🍃

Algunos días... me despierto llorando sin saber porqué.
Eso me pasa de vez en cuando.

Y en lo que haya estado soñando... nunca lo recuerdo.
Pero...

Pero...
Lo único que queda cuando despierto... es un sentimiento de pérdida, que perdura durante mucho tiempo.

Siempre estoy buscando algo o... a alguien. 

Ese sentimiento me consume, desde ese día.

El día en que, cayó una estrella. Fue casi como...

Como ver algo salido de un sueño.
Nada más ni menos...

Que una vista espectacular.

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La alarma del celular se hizo presente en la habitación, la reacción de la adolescente fue removerse en su lugar mientras soltaba un leve quejido. Por alguna extraña razón... escuchó que la llamaron por su nombre repetidas veces hasta que aquella voz desconocida preguntó: "¿Qué no recuerdas?".

Después de preguntar por su nombre y recibir como respuesta "(T/N)", despertó alterada sudando frío, sentándose con rapidez tras levantarse. Al ya estar completamente despierta, empezó a darse cuenta de que no estaba en su habitación, examinando con la mirada el espacio en el que se encontraba.

Por un momento dirigió su mirada hacia su pecho, o mejor dicho, pechos. Con cierta lentitud y curiosidad, sus manos se aproximaron hacia ambas glándulas mamarias empezando a examinarlas por medio del tacto. Gracias a que su mente estaba enfocada en otra cosa, no se dio cuenta de que una niña había deslizado la puerta corrediza encontrándose con dichosa escena.

—Hermana, ¿qué estás haciendo?

—Se sienten tan reales... —se da cuenta de la presencia ajena, apenas captando lo que la menor había dicho. —¿Hermana? ¿Yo?

—¿Sigues dormida? ¡Hora de desayunar! ¡Deprisa!

Dicho eso, la niña de coletas largas, deslizó la puerta casi azotándola para cerrarla. La adolescente se puso de pie con cierta pereza, acercándose al espejo que yacía al frente de ella, se retiró el camisón que usaba como pijama así quedando semi desnuda; observó su reflejo durante unos segundos hasta caer en cuenta de que su cuerpo era realmente el de una chica, pero lo que le alteró más fue claramente la situación en la que estaba. Estupefacta se acercó más al espejo con un notable sonrojo en sus mejillas gritando un "¡¿qué?!" sin saber el porqué estaba soñando con algo así. 

(...)

La pequeña Cream empezó a colocar el arroz en la arrocera mientras encendía la estufa para empezar a freír un pedazo de jamón y tres huevos estrellados sobre este, aparte de haber cortado rodajas de tomate. Con todo listo, se acercó a la mesa de té de la casa donde se encontraba su abuela, mientras repartía los tazones, la más joven fue la primera en hablar.

—¿Quieres el pescado que sobró anoche, abuela?

—Cómelo tú.

Medio corriendo, apareció (T/N) yendo a su lugar mientras saludaba a su familia.

—Buenos días.