El siguiente día había llegado, Kanon y Radamantis empezaron el día con una rutina simple y al llegar la hora serían transportados a la siguiente casa. El desafío continuaría en el templo de Cáncer, al adentrarse en el no había rastro del antiguo templo, era igual al de los demás, no transmitía temor mi incomodidad, al llegar al centro Deathmask los estaba esperando.
- Kanon... Radamantis...
- Caballero de Cáncer...
- ... ¿Y este ambiente tan pesado?- pregunto Kanon-
- No lo sé, ¿como piensas aligerarlo?- dijo Deathmask-
- Mira ya sabes, porque estamos aquí ¿no?
- Tsk, si lo sé.
- Entonces sólo se tu mismo con nosotros, solo queremos hablar contigo, no hay necesidad de que te pongas a la defensiva.
- ... Bien, lo intentaré, ahora dime, ¿sobre que quieren que les hable?
- Hablanos sobre ti y Afrodita- la propuesta casi hace a Deathmask gritarles de frente- antes de que digas algo, debo aclarar que no pido detalles íntimos, solo di lo que creas necesario.
- ... Arg bien, aún no me agrada la idea pero lo haré sólo por ser tu Kanon.
- Escucha con atención Radamantis.
Su compañero asintió y a los segundos Deathmask empezó a hablar comenzando por su pasado, Radamantis al escuchar todo lo que había hecho le parecía extraño que alguien como el tuviera la oportunidad y el valor de dejar atrás su pasado, fue perdonado por sus atrocidades y por sí fuera poco se volvió alguien diferente, tanto que su armadura lo reconoció de nuevo como caballero dorado.
- Cuando reviví en Asgard volver ser un caballero no fue mi opción- ambos lo miraron con asombro- cómo saben la armadura elige a su individuo, aún con nueva vida creía que tanto yo como la armadura nunca volveríamos a ser uno, además ni siquiera estaba interesado en volver a ser un caballero, quería vivir como cualquier persona común, esa iba a ser mi decisión... hasta que conocí a Helena.
- ¿Helena? ¿quién es ella? ¿no es Afrodita tu pareja actual?- preguntó Kanon confundido-
- Tranquilo ya llegaré ahí... Helena era una joven vendedora de flores, ella no tenía mucho, para colmó estaba enferma y cuidaba de sus cinco hermanos menores, para resumirles las cosas yo no sabía que me había enamorado de ella.
- ¿No lo sabías?
- No en ese entonces, en verdad era un completo ignorante, no le daba ni la más mínima importancia a los sentimientos, aún cuando le ayudaba dejándole todo el dinero que ganaba en mis apuestas no sabía que era lo que sentía, pero sabía que ella había hecho un cambio en mi, ya que el hecho de darle lo poco que tenía ya era un avance... y me sentía satisfecho al saber que la ayudaba, sin embargo... todo ese aprecio que le tenía se esfumó en el momento que dio su último respiro.
- ... En verdad lo siento.
- No... no te preocupes, es cierto que me desmorone en ese momento, y lo hice aún más cuando regrese aquí, me ahogaba cada día pensando en ese fatídico recuerdo, sentía que mi nueva vida no tenía sentido, me sentía completamente inservible en el mundo y en el santuario, así fue durante esos primeros meses que regresamos, era un inútil que se lamentaba por algo tonto y lloraba cada noche sin razón alguna, pensaba que esa iba a ser mi vida... así lo creía... hasta que llegó mi salvador.
- Afrodita ¿cierto?
- Todos lo conocen, y claro con su actitud no podíamos pensar en nada más que narcisismo cuando lo veíamos, siempre alardeando de su belleza una y otra vez... pero estaba totalmente equivocado.

ESTÁS LEYENDO
Corazones Salvajes
FanfictionUno es un espectro, el otro un caballero, según todos están eternamente predestinados a ser enemigos de por vida, pero en el caso de Kanon y Radamantis, es completamente diferente.