Capítulo 4: Pláticas

151 7 1
                                    


Al aparecer los primeros rayos de sol Kanon se despertó un poco cansado, aún estaba procesando lo que había sucedido la noche anterior, extrañamente sus pensamientos se fueron al ver a Radamantis, estaba sentado de brazos cruzados y aún sumido en el sueño, al verlo recordó sus palabras y está esperanzado de que en verdad intente aceptar sus sentimientos, pero sabe que en parte puede terminar negandolo, tiene esperanzas pero sabe que no puede bajar por completo la guardia. Con cierto desgano se levantó de la cama y comenzó a pensar en su rutina del día, se retiró para poder despertar por completo.



- ... Ahora que lo pienso, creo que tendré que compartir mi habitación con el... bueno en realidad no me importa, me siento a gusto con su compañía; bueno regresaré para ver si despertó.



Regresó a sus aposentos y se alarmó al no ver a Radamantis en ningún lado, lo buscó por todos lados dentro de los aposentos del patriarca, al no encontrarlo no tuvo más opción que salir, por unos instantes pensó que había regresado al inframundo, pero fue perseverante y continuó buscándolo, estaba detrás del templo sentado observando hacía la nada, su corazón se calmó al verlo, se le acercó, se sentó a su lado más no dijeron nada.


- ... Me diste un gran susto ¿sabes?

- ... Lo siento.

- ¿Te sientes bien?

- ... Si estoy bien, es sólo que... aún sigo sin creer que esto este pasando, hace días me dije a mi mismo que era imposible que yo sintiera algo por un caballero, que nunca podría estar junto al enemigo, y ahora todas mis palabras se me están regresando.

- ... Yo también pensaba lo mismo, pero la negación no es nada más que una etapa, intente todo lo posible por sacarte de mi cabeza, pero fui incapaz de hacerlo, no fue hace mucho, pero deje atrás todas nuestras diferencias y acepte que en verdad me estoy enamorando de ti.

- ... ¿Porque?

- ¿Eh?

- ¿Por qué te estás enamorando? Servimos a bandos opuestos, intente destruir a los caballeros y por sí fuera poco intente matarte con mis propias manos, aún sigo sin creer que fueras capaz de olvidar todo lo que hice.

- ... En esta nueva vida aprendí algo que nunca pensé que necesitaría.

- ¿Qué es?

- Me concedieron una segunda oportunidad, la mismísima Athena me perdonó por todos mis pecados, ella vió en mi un potencial que no debía ser aprovechado por el mal, me hizo ver la gravedad de mis errores y que aún no era tarde para seguir el camino del bien, acepte su propuesta por el simple hecho de que quería ser alguien diferente en esta vida, Poseidón había caído, ya no tenía ningún objetivo como general marina, en cambio al servir como caballero de Athena, encontré mi razón de vivir, y te preguntarás que tiene esto que ver contigo ¿no?

- Exacto.

- ... Yo decidí darte otra oportunidad, se que peleabas en nuestra contra por que querías proteger a tu dios, y no hay mejor virtud que la lealtad, sólo cumplias con tu deber, también aprendí que sin importar a quien sirvas como juez eres uno... pero como persona eres otro, y por eso te di la oportunidad de demostrarme quien eres.

- ¿Quien... soy?

- Te sonará cursi o incluso patético... pero se que hay algo en ti que me hizo enamorarme y por ello quiero conocerte mejor, si Athena cree que eres capaz de aceptar a uno de sus caballeros en tu corazón... es razón suficiente para mi.

- Kanon... pues, gracias... por creer en mi.

- Se que será difícil para ti, pero intentaré ayudarte en lo que necesites, después de todo no eres el único que tiene algo que demostrar.

Corazones SalvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora