III

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Escuche la alarma otra vez y recordé ese sueño, me provocó algo de miedo el mero hecho de recordar esos ojos vacíos y ese enorme sonido de cuervo, abrí los ojos con una pereza brutal, tanta que me costó por las lagañas las cuales limpie con mis dedos mientras que apagaba la alarma del despertador, fui al baño nuevamente, al llegar allí hundí mi rostro en un balde de agua, me vi reflejada unos momentos, y recordé eso de golpe: Ángelo no puede ni mirarse reflejado, espero que el Dr. Fobias le ayude bastante con ese asunto, luego de vestirme con una camiseta blanca, mis jeans y mis zapatos negros de siempre, simplemente baje como siempre a desayunar sin prestarle mucha atención a lo que hacía, pensaba mucho en el sueño de anoche sin quererlo así...esos ojos huecos y ese aterrador sonido no paraba de reproducirse en mi mente una y otra vez como un video, eso me ponía de lo mas nerviosa y paranoica, ¿Por qué siento que sencillamente ese hombre-pájaro vendrá por mi?, no, mejor dicho ¿Por qué es como si yo debería buscarlo?, no lo entiendo. Miré la ventana pero me sorprendí increíblemente al ver que en el marco de dicha ventana estaba un cuervo posado moviendo la cabeza repetidas veces, rápidamente corrí hacia la ventana abriéndola de golpe para tratar de tomarlo entre mis manos, pero el cuervo solo se fue volando mientras chillaba...mierda ¿Qué puede significar?, ¿Por qué trataba neciamente tocarlo?, menos mal que estaba sola de momento y no llamé la atención con ese despliegue sonoro de la ventana ni con mi carrera.

-¿Isabela?-Escuche la voz de mi papá y rápidamente voltee a verlo con un sentimiento de culpabilidad, estaba acomodando su corbata mientras me miraba algo extrañado.


-Dime papi


-¿Pasa algo?


-No, es que me pareció ver algo en la ventana, pero n-no es nada

-Bueno, suerte con el psicólogo-dijo con ese tono monótono de siempre, se fue de la casa y yo solo suspire mientras salía de la casa también esperando a Ana mientras tenía una discusión mental conmigo misma de que podía significar ese sonido, ese pico, no tenía alas, pero no recuerdo tampoco si tenía brazos en realidad como una especie de fantasma...creo que debería decírselo al doctor, ¿debería?, ¿sería lo correcto decirle que soñé con él? ¿Y si es un pervertido acosador? Ay no...acabo de imaginármelo abrazándome como todo un pervertido ¡Nooo! No puedo caer ante ese psicólogo, muy tarde ¡muy tarde!...ya llegue al consultorio y ahora estoy en la silla de siempre y Ana ya se fue y ahora estoy sola esperándolo. ¿Por qué me pasan estas cosas?

-Buenos días Isabela.

Me sorprendí bastante al verlo aparecer de golpe a mi lado con su mascara de cuervo de siempre, pero lo que me sorprendió en realidad es que él había acercado mucho su pico a mi nariz, casi la tocaba por lo que yo temerosa me echo hacia atrás para que no me tocase por mero reflejo.

-Jeje tranquila, solo lo hice para ver tu reacción.- Dijo riendo divertido ¿Qué le causa tanta gracia?, solo le mire un tanto disgustada por lo que hizo, asustarme de esa forma ¿Qué se cree?, él se volteaba dándome la espalda, observe con detalle sus guantes, ya que tenía su mano empuñada y con su otra mano agarraba su otra muñeca como un militar, pero inconscientemente mi vista se fue por sus brazos y su espalda que eran cubiertas por su esmoquin, seguí bajando la vista hasta ver su firme trasero...vaya, este hombre tiene más trasero que yo ¡Que rabia!, y yo toda enana, sin tetas y sin nalgas, no lo puedo creer...tal vez si toco una, no habrá problema.

-Buenos días Ángelo

En lo que escuche su voz rápidamente quite mi mano que estaba increíblemente cerca de su trasero, por lo que ahora estaba agarrando mis temblorosas manos mientras veía como Ángelo llegaba y el doctor se daba la vuelta viéndome al igual que Ángelo, el cual me saludo moviendo la mano.

Dr. FobiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora