—brooo, soñé que un pingüino estaba afuera de mi casa y se estaba comiendo a un humano.— dijo, contando su sueño de una manera animada, incluso haciendo algunas señas para dar a entender mejor lo que decía. —que.. pero, Ouma.. ¿De cuál fumas?— aveces las anécdotas del más bajó le hacían quedar sorprendido por el hecho de que siempre era una historia diferente, pero igual de rara.Así como ellos dos hablaban de las anécdotas raras de Kokichi, los demás peleaban o discutían por algo irrelevante, como cualquier día normal.
—¡Llegué!— saludó sonriendo, siendo recibido por la pianista rubia. —hola Rantaro, me alegra que hayas venido.— habló sonrojada, el chico se le hacía lindo. —hah, claro.. ¿Eh, había que hacer algo de tarea?— preguntó confuso, pues al final de la clase no pudo poner atención. —oh, ¡no! Solo que hoy no tendríamos clases ya que tendremos un proyecto de música.— se podía notar lo emocionada que Kaede estaba, siendo una de las que más destacaba en las clases de música, siempre llegaba a emocionarse de más cuando alguien lo mencionaba.
El peli-verde fue a sentarse a su respectivo asiento, aún mirando a la pianista que le había recibido antes. —¿Te gusta Kaede?— el de mascara preguntó, asustandolo. —¡Ah!.. eh, no. No me atraen las mujeres en realidad.. nunca he tenido novia.— habló avergonzado, tanto por el susto que por la pregunta. —si no me equivoco, creo que a ella le gustas.— lo dijo tan calmado que el contrario se perturbo un poco. —¿¡Eh!? Ni siquiera hablamos, ¿como puedo gustarle a ella? Debe ser todo un malentendido, ahhh Kiyo, ¿que hago?— estaba preocupado, apenas si conocía el nombre de la chica. —solo dile que no te gustan las mujeres y ya.— trataba de no reírse por la actitud que este había tomado. Aún así lo comprendía, si él estuviera en su lugar también hubiera tenido un ataque de pánico.
—¡Pero-! Tu lo dices como si fuera tan fácil.. ¿Qué tal si me empieza a odiar? ¿Qué tal si le dice a los demás cosas malas de mi? ¿Qué tal si-..— fue interrumpido por el contrario, quien le estaba cubriendo la boca. —primero, cálmate. Segundo, Kaede es Kaede, la verdad dudo mucho que haga algo de eso, es alguien que siempre entiende las cosas y se las toma bien, deja de ser paranoico.— le dió un leve golpe en la cabeza, dejándolo hablar. —.. no hacía falta el golpe, de todos modos perdón— desvió la mirada avergonzado, no había pensado éso, y tenía razón. Kaede no se veía como alguien rencorosa.. ¿Verdad? —ya, no pasa nada.—
Después de eso, todos fueron llamados al salón de música, donde se encontraba el tutor esperándolos. —bien, ya que todos están aquí. Cómo saben, tendrán un proyecto; donde tienen que escojer a un compañero y organizarse para crear una melodía, los estaré calificando.— al decir eso, ya estaban llendo con quién iban a hacer ese proyectó, y algunos se quedaban en su lugar sabiendo que lo harían solos.
Rantaro se encontraba algo inseguro, quería decirle a la única persona que le hablaba si quería, pero al parecer alguien se adelantó. —hola, ¿Quieres.. hacer el proyecto conmigo?— preguntó nerviosa, acercándose. El chico se quedó perplejo, no sabía que decir, pero no le quedaba de otra que aceptar esa invitación. —eh.. okay.— volteó a mirar a Korekiyo, quien estaba distraído mirando a la ventana.
—uhh, ¿no crees que Kaede quiere estar todo el rato con Rantaro, Kiyo?— la chica de pelo blanco llegó, mirando a los ya mencionados. —es obvio, apenas está aprendiendo el niño.— bromeó, también dirigiendo su mirada al dúo, cuál tenía la atención de todos. —cambiando de tema.. ¿Sabes tocar el piano?— dijo, mirándole. —ah, si.—
[...]
—buah, te juro que quería ir contigo.— lloriqueaba, sintiéndose culpable por la situación anterior. —deja de ser un llorón, los hombres no lloran.. de todos modos, no pasa nada, deberías convivir más con los demás.— habló de manera calmada, aún seguía sin entender porque se disculpaba por todo.
—¿estas seguro? No me da buenas vibras, preferiría mis veces estar contigo que con ella.. ¡Tú eres la unica persona con la que hablo!— se estaba alterando, a veces llegaba a exagerar todo, al punto de preocuparse hasta por el mínimo detalle.
—antes de todo, tranquilízate, ¿Okay? Ahora, todo estará bien.. o eso supongo, no se, no conozco a Kaede.— intentaba calmarlo, podía entenderlo, después de todo la tipa no daba buenas vibras. —.. confío en ti, por favor no dejes que pase algo si yo no llego a poder.— se hizo bolita, dramatizandose de nuevo. —si, si.. no pasará nada, no mientras yo esté, ¿Entendido?—
El de orbes verdes asintío, aunque seguía sin estar convencido por eso. —cambiando de tema, ¿Quieres ir al centro comercial luego? No lo sé.. tal vez podríamos encontrar algo interesante.— le miro, esta vez sonriendo.
—bueno, mientras no nos siga la policía está bien.—
Rantaro rio levemente, siendo observado por el contrario, quien se había perdido en la sonrisa de este. —¿Eh? ¿Pasa algo?— noto aquello y preguntó con curiosidad, se le veía distraído. —no, no pasa nada.— desvió la mirada al frente. Se le hacía lindo de alguna razón, pero no entendía el porque.
—bien, ya hay que ir a lo del proyecto, ¡Te veo luego!— se despidió, alejándose del lugar.
—si, hasta luego..— dijo mirando al suelo, para luego suspirar pesadamente. —maldita sea Rantaro, me traes a tus pies.— y se fue, llendo al lugar al cual tenía que practicar.
[...]
Antes de entrar, sintió la presencia de alguien más bajó que el, así que volteó para ver de qué se trataba, y encontró a Kaede, quien al parecer tenía dudas que consultar con el.
—¿Tu no deberías estar practicando?— preguntó con cierta curiosidad, de todas la personas de las que podía molestar, ¿Porque el? —uhm.. si, pero necesito tu ayuda. Verás.. Rantaro es alguien lindo, y quisiera que me dieras consejos de como confesarme hacia el, tu eres alguien muy cercano con el.— habló segura de lo que decía, con una expresión algo sería, pero fácilmente se podía notar lo nerviosa que estaba.
—¿Ahora quieres que sea cupido? Vaya.. no te adelantes, solo vas un día conociendolo.—
; Foto de gatito.
Meh, son las 3 de la mañana, pero da igual.
No tengo algo que decir sinceramente, chau.