Capítulo 5

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El silencio enmudeció las palabras de Nene mientras contemplaba aquella figura divina envuelta de negro que la observaba desde lo alto, como si un animal hubiera despertado su curiosidad desde la comodidad de un paseo por el bosque. Ella escuchaba sus palabras como susurros lejanos que apenas se podían interpretar, como el murmullo de las hojas movidas por el viendo o el chapoteo de la lluvia regar el césped. Sin embargo, a pesar de no comprender lo que aquella presencia le transmitía, sentía en él una mezcla de sensaciones que comparaban la calma y firmeza, y con todo esto, un sinfín de preguntas que se fueron acumulando en su mente.

- ¿Quién eres?- Preguntó finalmente conforme se levantaba del suelo, y al llegar a la altura del caballo, el Flaw abandonó las manos del mestizo para regresar al hombro de Nene.

- Soy Don Corvo, el sacerdote del Refugio de Misgrit. ¿Cómo te llamas tú?-

- Mi nombre es Nene.- Respondió, y tras una pausa de incertidumbre volvió a preguntar.

- ¿Qué es un sacerdote?- Inquirió sin apartar la mirada de los ojos del recién conocido.

- Es aquel que orienta en camino de las almas hacia su verdadero hogar, donde encontrarán piedad divina y la salvación.-

La respuesta del mestizo volvió a confundirla al no comprender a lo que se refería, ya que aquellas expresiones no las había escuchado nunca, sin embargo escuchar "hogar" entre sus palabras, llamó toda su atención.

- Hace poco yo tuve un hogar, pero los humanos lo destruyeron todo.- Señaló cabizbaja ante la mirada del sacerdote. – Desde entonces da igual a donde vaya, cuando nuestra madre nos ayudó a escapar, comenzó una pesadilla que solo ha ido empeorando.-

- Por supuesto que sí.- Señaló Corvo con firmeza mientras ofrecía su mano a Nene. – Sin embargo, el círculo divino ha sido benevolente al traerte hasta mí, ven conmigo Nene, y te aseguro que encontrarás un nuevo hogar.-

Nene fijó su mirada en la mano que le había tendido, y aunque seguía sin comprender al mestizo, sus palabras transmitieron en ella una sensación de seguridad que la llevaron a aceptar su ofrecimiento y montó al caballo junto a él.

Yuri, que había seguido a Nene hasta allí, los perseguía desde detrás de la foresta en un intento de alcanzarles, pero la llegada de una cuadrilla de soldados durante su vigilancia la obligó a esconderse entre los arbustos, y vio a su hermana alejarse de ella de nuevo de forma inevitable. – No puedo protegerte si siempre estás huyendo de mí.- Murmuró dolida.

. . . . . . .

El paisaje natural que rodeaba la aldea del principio parecía más mágico que la primera vez que Nene lo había descubierto, las aves del cielo sobrevolaban las afueras del pueblo entre unos árboles tan altos y frondosos que parecían tocar las nubes con sus copas. El sol se escondía a lo lejos, entre las montañas de los páramos, dejando en semipenumbra las casas y edificios donde la gente ya se había recogido. Algunas criaturas mágicas ahora jugaban por las calles vacías de forma despreocupada, y entre ellas, unas hadas curiosas se acercaron para acompañar a los recién llegados y molestar al Flaw que venía con Nene.

- ¡CHIII!- Protestó el Flaw mientras sobrevolaba a los dos mestizos perseguido por las hadas que reían con malicia.

- Este lugar parece cada vez más parte de un sueño.- Musitó Nene mientras se sostenía de la cintura del sacerdote.

- Hemos llegado. – Indicó Corvo bajando del caballo – Voy a presentarte a las señoritas de la residencia de Ceniza, una de las que vivía allí se aventuró demasiado por el bosque y desapareció, así que tendrás un hueco asegurado. – Indicó ayudándola a bajar y la guió por el camino principal hasta una casa vestida de un blanco pálido por sus paredes construidas por rocas de aspecto níveo, había una decoloración de la madera de sus puertas y ventanas que denotaba sus largos períodos bajo el calor del sol, hasta la luz de las velas que iluminaban el interior parecía ser de resplandor blanco.

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