A͎L͎M͎A͎S͎ G͎E͎M͎E͎L͎A͎S͎ (ѕιяιυѕ x ѕєνєяυѕ x נαмєѕ)

Capitulo Unico

Severus apartó la mano de un tirón, siseando dolorosamente, y sopló en la palma que accidentalmente había rozado el caldero caliente. No recordó de inmediato acerca de la varita, la educación muggle tuvo un efecto, pero rápidamente descubrió qué hacer y susurró un hechizo refrescante. Examinó los estantes y rápidamente sacó una poción analgésica, tomando exactamente dos sorbos. Maldita sea, ahora quedará una cicatriz de la quemadura, y él, desafortunadamente, no tiene un ungüento adecuado...

"Mierda... James me matará", Severus suspiró pesadamente y comenzó a buscar vendajes para ocultar la marca de la quemadura. Al menos por primera vez, y luego tendría tiempo de preparar el ungüento y nada sería visible...

Érase una vez, un sombrío Slytherin ni siquiera podía pensar que comenzaría a salir con dos Gryffindors, y mucho menos que resultara difícil... No, definitivamente, si se lo hubieran dicho hace un año, entonces habría maldecido a ese idiota de alguna manera. Sí, pero ahora lanzar hechizos en el espejo es inútil.

Comenzaron a salir a principios de este séptimo y último curso. Todo comenzó con un encuentro accidental durante las vacaciones de verano... Severus luego consiguió un trabajo de medio tiempo en un café abierto las 24 horas cerca de su ciudad de Coakworth. Por supuesto, no es el último sueño, pero bastante bueno, teniendo en cuenta que el dinero tenía que ganarse de alguna manera, y las pociones en una casa muggle no se pueden preparar, especialmente por encargo. Más tarde resultó que Potter tuvo una pelea muy seria con Evans y, al no encontrar nada mejor, se fue a vagar por la ciudad, en lugar de simplemente regresar a casa, calmarse y luego disculparse.

Y, por supuesto, por casualidad, Potter se sentó en el café donde trabajaba Snape. Ese día, justo en el turno de noche, que casualidad...

Al principio casi se pelean. Snape fue detenido solo por las cámaras y la posibilidad de perder su trabajo, por lo que tenía que ser discreto y atender a un solo cliente. Poco a poco, la mecha de ambos terminó: James estaba cansado, exhausto por otra pelea con Lily, y el mesero simplemente "anotó". Y esto les dio la oportunidad de hablar con calma, aunque no de corazón a corazón o como amigos, pero sin peleas y gritos, que ya era un progreso.

Después de ese día, por alguna razón, el cazador comenzó a frecuentar este antiguo café, al parecer, tratando de averiguar de antemano el horario del Slytherin. Y luego arrastró a Black con él. Y si al principio el de ojos ónix estaba tenso, con el tiempo se reconcilió e incluso comenzó a tratarlo como algo que se daba por sentado.

Si hubiera sabido en ese momento que el castaño había cambiado de opinión hace mucho tiempo acerca de aguantar la suya, ya completamente ex, una chica... Los tres comenzaron a comunicarse a menudo - Sirius conectó fácilmente, como si hubiera sido así desde el principio, y comenzaron a encontrarse y en esos días en que Snape tenía días libres, ellos incluso comenzaron a ir juntos a algún lugar, hablar más y aprender el uno del otro...

Como resultado, ahora se conocieron. Nosotros tres. Y estas relaciones eran tan incomprensibles, incluso extrañas... Pero no menos agradables de esto. Sin embargo, eran muy diferentes, pero al mismo tiempo intentaron acercarse más, cambiar de alguna manera, comprometerse más a menudo. No siempre funcionó, por lo que no faltaron las peleas, pero las reconciliaciones posteriores no fueron menos ardientes...

Severus rápidamente envolvió su mano en una venda, terminó la poción y la vertió en viales. Está bien, ya terminó con los pimientos, todo lo que queda por hacer es llevarlo al ala del hospital esta noche, como pidió Madam Pomfrey, y puedes descansar. ¿Aunque esconderse y buscar de dos molestos Gryffindors puede llamarse descanso?

Al principio, todo le salió bastante bien. Después de la cena, huyó casi de inmediato a las mazmorras, donde ni James ni Sirius tenían acceso, y no salió de allí hasta la cena. Naturalmente, los Gryffindors notaron esta extrañeza y no querían ignorarla. Y así, cuando Severus trató de hacer lo mismo después de la cena, se sintió decepcionado: Sirius y James sacaron su Slytherin y lo arrastraron al aula vacía más cercana para lidiar con la repentina ignorancia de sus personajes.

Sin embargo, una mirada al brazo vendado de Severus fue suficiente para convertir su ira en piedad.

"Severus, ¿qué pasó?" ¿Dónde más te lastimaste? ¿A quién tengo que golpear? preguntó el de ojos de avellana cariñosamente, tomando la otra mano de Snape. La preocupación, que rayaba en una amenaza para la vida y la salud de los infractores, era de alguna manera conmovedora, aunque el herido sabía que debía estar en guardia. Al mismo tiempo, Black ya se estaba quitando el vendaje, sin escuchar el siseo de un Slytherin descontento.

"Bueno, bueno, no bufes, serpiente. Ahora sanaremos todo, y luego nos besaremos y la herida pasará... ¿Eso es lo que no dijiste enseguida? ¿Por qué guardar silencio?" preguntó Sirius mientras lanzaba los hechizos necesarios. Todos los merodeadores alguna vez se acostumbraron a usar hechizos curativos e incluso pociones, porque a veces su entretenimiento terminaba de manera bastante impredecible. Pero ahora, teniendo a mano un compañero tan problemático, este conocimiento se ha vuelto más que útil.

"Sí, todo está bien conmigo, podría manejarlo yo mismo. No tienes que..." comenzó Severus, tratando de ocultar su vergüenza detrás con un disgusto, pero fue interrumpido casi de inmediato.

"¡Tonterías!" los Gryffindors exclamaron al mismo tiempo, y tan pronto como el oji gris terminó, se miraron y se inclinaron bruscamente, besando simultáneamente al joven en las mejillas de ambos lados con un sonoro beso.

El Slytherin instantáneamente se sonrojó, avergonzado e hizo un puchero de disgusto.

"Ustedes idiotas... ¡No vuelvas a hacer esto!"

"Pero te gusta"sonrió Canuto, frunciendo el ceño con picardía en sus ojos grises, porque sabe, el perro, que solo por esto se le puede perdonar todo en el mundo... Y abrazó al Slytherin. Por otro lado, James hizo lo mismo, creando una especie de sándwich en el que los Gryffindors eran los bollos y su pareja el relleno. Bastante dulce, en su propia opinión.

"Basta, Sev. Sabes que nunca te dejaremos. No hay necesidad de ocultar esto de nosotros. No porque no puedas manejarlo por tu cuenta", agregó Potter de inmediato con una leve sonrisa. "Y por lo tanto, que queremos ayudarte."

"Y sin pedir nada a cambio. Aunque un par de besos estaría bien", agregó Sirius, sonriendo inocentemente.

Severus puso los ojos en blanco y resopló suavemente, visiblemente relajado. ¿Y cómo no relajarse aquí? Ahí están, sus parejas... Los que tanto le faltaron en esta vida.

A veces, para finalmente encontrar la paz y la armonía, necesitas encontrar a alguien que te complemente y siempre te apoye: un alma gemela... Incluso si necesitas dos de esas almas a la vez.

"Está bien, persuadiré... Gracias. Estoy complacido... Y recibirás muchos besos", prometió el azabache con una pequeña risa. Y, por supuesto, cumplió su promesa casi de inmediato.