DAEMON: El corazón de la Oscuridad

Treinta y uno

предателство

La noche del 10 de septiembre era la fecha acordada por Gabriella y los escasos miembros del Concilio a quienes citó en la mansión Sali para oír sobre los recientes incidentes en la ciudad y la autoría de ellos. Aunque la mujer le sugirió a Daren llevar a Azariel como prueba física de sus acusaciones, él sabía que no podía, que de hacerlo en ese mismo lugar lo asesinarían. No se arriesgaría.

La primera lluvia de otoño los atacó, fuerte y helada, con ese viento cuyos silbidos se escabullían entre los árboles. Era la sombría despedida del verano. Los pinos al contorno del camino a la mansión estaban ya desnudándose hoja por hoja, las cuales teñían ahora el piso de un verdusco color que pronto se tornaría marrón.

El equipo de Daren estaba esperándolo en la entrada de la mansión, todos menos Ciaran, quien debía estar junto a sus padres en esa reunión como miembro del Clan Sali. Aparcó su jeep frente a la reja y de soslayo vio a Azariel. El pobre lucía tenso y completamente nervioso al imaginar que los guardianes lo capturarían ahí mismo y que, sin esperar una sentencia, lo asesinarían.

—Regresaré pronto —le dijo—. No salgas de aquí, solo espérame.

—... Esto es lo correcto, ¿cierto?

Daren asintió, entonces le dio un beso y salió. El licano lucía sereno, a pesar de su rostro serio; sin embargo, dentro de su corazón él también se preguntaba si era lo correcto, si hacerlo no significaba exponer a Azariel a ser cazado como a un animal. La muerte sería su sombra de ahora en adelante. Pero ya era tarde para retractarse, de todas formas.

Iris y Leire lo acompañaron dentro siendo escoltados por una comitiva de licanos que los llevó al salón principal donde lo esperaban Aleksander y Andrea Sali junto a sus hijos: Alina, la mayor, Andréas, Deyan, Ciaran, Branimir, y Kyril, la menor. Con ellos estaban dos líderes de la costa fieles al pacto de paz y a la familia Sali, ahí estaba también Joseph Velev, y a su derecha el presidente de la república. Ese pequeño grupo era a quienes Gabriella consideró idóneos para conocer de las acusaciones sobre Viktoria, a todos menos a Georgiev, quien llegó de sorpresa esa noche y, al enterarse de la reunión, se quedó. No hubo nada que hacer cuando el hombre se quejó de la informalidad de la junta con miembros permanentes del Concilio.

—Buenas noches —saludó Daren, se hincó sobre su rodilla derecha en señal de respeto y lealtad, y al pararse le entregó a Aleksander Sali el informe que preparó con relación a Viktoria.

—Daren Kostov..., ¿por qué nos has citado aquí de forma tan abrupta? —preguntó sin tapujos la madre de Ciaran.

—Porque he de presentarles información importante sobre los pasados acontecimientos en la ciudad.

—Esa información debería ser presentada al Concilio en pleno —refutó Georgiev, moviendo el bigote al hablar—. No puedo creer que los demás miembros no estén presentes.

—Esta es una sesión extraoficial, si ustedes aprueban este informe, se lo pasará a una del Concilio, pero si no lo hacen, no hay razón para importunar a los demás miembros cuando están tan lejos—señaló Gabriella con tosquedad.

—Bueno, ¿y qué es lo que tienes, muchacho? —le preguntó Aleksander.

—En el informe que les entrego constan las pruebas de mis palabras. Viktoria Ivanov es la culpable de todos y cada uno de los ataques perpetrados a la ciudad.

—Pero, ¡¿qué dices?! —jadeó Lukaya.

—Además, es acusada de haber cometido crímenes de mezcla —mencionó Daren y captó la atención de todos—. En 1832 creó una criatura basándose en la unión de las tres líneas, su nombre es Azariel, la persona que todos conocen como un humano inmortal. Él es un híbrido complejo que ha sido modificado por Viktoria para liderar una guerra y que, en base a su virus, los infectados capturados en las granjas hace semanas mutaron su ADN y se tornaron bestias más peligrosas y organizadas. El genoma de estos nuevos híbridos responde a las órdenes de Azariel, es así que atacaron los albergues y los depósitos de comida.