¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me encontraba ya adentro de la mansión Sakamaki, a decir verdad de cerca era más grande de lo que pensé.
— se supone que ese hombre, ya debería estar aquí — giré de un lado a otro mi cabeza, buscando a karlheinz, jodido loco no me digas que me mintió.— no quiero entrar sola, a este lugar.
Apreté la manija de mi pequeña maleta de mano, lo único que podía hacer ahora era entrar a esa mansión por mi misma.
— hola señorita Charlotte!~
El repentino saludo de la nada, hizo que se me bajara la presión del susto.
— ¡joder tougo, me vas a matar de un puto susto! — llevé mi mano en el pecho con el alma en el cielo, por poquito y sentía que me moría de nuevo.— ¿ya hablaste con tus hijos?
— sip, ya está todo listo — asintió con una sonrisa, yo solo suspire con molestia, de verdad de todas las mujeres ¿porqué tenía que ser yo?.— solo espero, que dures un poco más que la antigua novia, que solo duro una semana.
— Espera ¿que?
— nada, nada — ignoró mi pregunta, alzando sus hombros, sin más solo pude tragar grueso, ante entender que en esa mansión difinitivamente nada bueno, me esperaba.—
Tomo mi mano y me guió hasta adentro de la mansión, hasta quedar al frente de la gran puerta de madera pintada en un color casi negro oscuro.
Ahora mismo me sentía algo nerviosa al ver que ya no había vuelta atrás, intenté disimularlo lo más posible, pero como era de esperarse tougo se dio cuenta.
— no estés nerviosa linda — me atrajo hacía él ahora tomándome de los hombros, claro como él no sería el que tendría anemia se encontraba tranquilo.— solo aguanta lo máximo posible hasta que llegue ella.
"Obviamente se está refiriendo a yui"
Eso significaba que ella todavía, no llegaba a la mansión, bueno solo espero que llegue pronto y poder así iniciar mi plan de supervivencia.
— esta bien — respondió con decisión, no sé como me hice de valor y tomé la manija de la puerta, escuchando seguido la risa de karlheinz, mirando todo con diversión.—
— buena suerte pequeña — el tomó el otro extremo de la manija y la abrió, con su otra mano me dio un leve empujón para terminar de entrar.— y no te preocupes por mis hijos, ya les avisé sobre ti.
— usted con todo respeto, se puede ir bien a la mierd-
Antes de terminar de hablar, las puertas de esa mansión se cerraron enfrente mío, un silencio se formó, solo escuchó el eco de las puertas resonar, en todo ese lugar.
— Dios mío, si tuviera doce años nuevamente, ahorita mismo me estuviera dando un ataque de emoción de estar aquí. — camine a paso lento observando todo a mi alrededor y lo ambiente de muerte que se sentía con cada paso que daba.— que jodido miedo.
