Capítulo 2

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Aún no podía creer lo que estaba sucediendo. Me encontraba andando por la calle junto a Vivian, apenas nos conocíamos, pero ya sentía que había algo especial entre nosotras,  y no sabría explicar el qué. 

- ¿A dónde me está llavado? - Le pregunté alzando la vista hacia su rostro. 

- Ya verás. - Me dijo ella en voz baja. 

Volví a mirar hacia delante. Conocía muy bien la calle por la que estábamos caminando, era la que llevaba al parque más grande de la ciudad. Seguí a Vivian si hacerle más preguntas. 

Al cabo de unos minutos alcanzamos la entrada del parque, y nos adentramso en él. Fuimos andando por un sendero hasta un pequeño lago. Ahí fuimos hasta una pequeña colina en la que nos sentamos una al lado de la otra. Vivian ladeo la cabeza, y pude sentir la fuerza de su mirada sobre mí, y eso me hacía sentir aún más nerviosa de lo que ya estaba. 

- Bueno. - Habló en un tono suave. - Te he llevado hasta aquí para poder hablar tranquilas. - Levante una ceja, extrañada - Te ví hoy con los niños pequeños, y me pareces ser muy buena persona. - Seguía observandome mientras hablaba. Yo no me atrevía a levantar la mirada. - Pero te he visto y he notado que algo te preocupaba, he visto tu mirada. - Apoyó una mano sobre mi hombro. 

Ladee lentamente la cabeza hacia ella. No podía creer lo que estaba sucediendo. 

- Bueno, yo... yo últimamente no estoy bien, por algo personal que ocurrió hace poco. - Su mirada cambió de protectora a preocupada. Respiré ondo y seguí. - Hace unos cinco años mi padre falleció de cáncer. - Hice una pausa. Ella me miraba con atención. - Y el otro día encontré una carta suya que me escribió cuando estaba en el hospital, unos días antes de fallecer. En ella me decía que pronto iba a volver a casa, pero no fue el caso. Nunca volvió, y nadie me había enseñado esa carta. Me destrozó el no poder haberme despedido de él, y no haber leído esta carta antes. - Se hizo un silencio. - Por eso estos días no estoy del todo bien . - Concluí mientras alzaba mi vista hacia las nubes. 

- Dios mío, lo siento muchísimo - Me dijo ella agarrando mi mano - No debí haber preguntado. Fuí una descuidada. 

Volví a mirar hacia ella. Clave mi mirada en sus ojos. Eran preciosos. Sentía como las lágrimas subían, intente evitar llorar, no frente a ella, no quería parecer débil, quería que me viera fuerte, con la cabeza alta. 

- Descuide. No pasa nada, se lo prometo - Le dije intentando dibujar una sonrisa. 

Me la devolvió, y alzó su brazo sobre mis hombros, empujándome hacia ella. Lentamente apoyé la cabeza sobre su hombro y cerré los ojos. Esto no podía ser real, tenía que ser un sueño. Nunca había sentido esta sensación mi vida. Nunca. El corazón me latía tan rápido que tenía la sensación que iba a salirse de mi pecho. Y así nos quedamos unos minutos, yo apoyada sobre ella, y ella apoyada sobre mi. Dejé escapar unas lágrimas. Al cabo de un rato ella se levantó lentamente, y me tendió una mano para ayudarme. La agarre y me puse en pie. Al estar a su altura se dió cuenta de que había llorado, así que se acercó más a mí y, suavemente, corrió el mechón de pelo que tenía delante de los ojos. Ante su acción retrocedí unos centímetros, sorprendida. Ella sonrió. 

- Todo saldrá bien, no te preocupes. - Sacó el celular de su bolsillo para mirar la hora. - Dios mío, se nos ha hecho muy tarde, vámonos, que tu madre se preocupará. - Añadió en voz baja. 

Asentí con la cabeza,  la seguí hasta la salida del parque. Llegamos hasta el final de la calle. Esa era la esquina en la que nos teníamos de separar. Ella giro los pies para quedar frente a mí. 

- Cualquier cosa que necesites, vienes al depacho a buscarme, que allí etaré. - Me dijo mirándome a los ojos. 

- Muchas gracias. - Le sonreí. 

Como un suspiro robado (aluma x profesora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora