El silbato sonaba fuertemente por quinceava vez, otro jugador había cometido una falta. Shouto estaba hasta los cojones. Apretaba tan fuerte su mandíbula que pensó por un momento que se le iban a romper los dientes, estaba empezando a enojarse; y el que no notara esto prácticamente sería reconocido como ciego, porque la mirada frívola que le daba a sus contrincantes no era precisamente de compañerismo. Y para rematar, el sudor que caía como agua de su frente y torso desnudo, solo hacían las cosas más desesperantes y jodidas.
Había llegado a la cancha donde anteriormente Izuku le había dicho, y fue totalmente como él esperó. Unos jóvenes adultos de al menos 19 a 25 años más drogados que su hermano mayor, iban a ser sus oponentes.
Y bueno, como estos estaban sintiéndose más que humillados porque un grupo de adolescentes que todavía asistían en la secundaria les iban ganando por una gran ventaja, empezaron hacer lo que más sabían; jugar sucio.
Shouto odiaba las trampas en los juegos.
No había algo que le diera más rabia que un codazo en su cara u costillas. Las ganas de coger esa persona y romperle la cabeza con un bate de béisbol era muchas. No sabe como es que Shoji aguantaba tales actos, porque si le daba rabia de solo verlo, imagínate que se lo hicieran.
Además le jode mucho más porque ellos saben a quien se lo hacen. Ya que si uno de esos golpes fueran para Izuku o él, definitivamente la segunda guerra mundial se queda corta. Era bien sabido que el temperamento de Midoriya no era algo que se podía tomar a la ligera, y mucho menos tratar de siquiera discutir con el chico de mirada desigual y profunda.
Shouto y Izuku ya tenían mucha fama cuando se trataba de estos juegos de apuestas –mucho más el segundo–. 17 años, y entre los dos, acabaron con un pequeño grupo de 5 con tan solo con un bate y una manopla. No de cualquier grupo, sino de unos hijos de puta que no hacían más que agarrar chicas y violarlas por pura diversión, igual que habían dejado a un policía –que trató de detenerlos– en grave condición médica. Desde ahí, fueron reconocidos de varias maneras.
El bicolor se movió rápidamente hacia el otro extremo de la cancha siendo seguido por dos jugadores más. Con un llamado le pidió el balón a Shinsou, quien sin dudarlo un segundo lo lanzó con todas sus fuerzas hacia donde se encontraba el capitán del equipo; Shouto agarró el balón, y con un pequeño brinco encestó sin siquiera tocar el aro, ganándose así tres puntos más. Los gritos no se hicieron esperar y el sonido del silbato avisando que el tercer tiempo había acabado tampoco.
Desde ahí ningún problema. O eso hasta que Todoroki sintió un fuerte empujón que lo hizo retroceder dos pasos. Y el lugar que estaba lleno de gritos, de pronto solo se oyeron jadeos sorprendidos.
Y es que Shouto no solo era conocido como el men de secundaria que le partía la madre a cualquier persona.
Lo reconocido era, sus extraños y repentinos ataques de ira.
—Lo siento amigo, fue un acciden...
¿Qué mierda importa si fue un accidente? Pues Shouto ni siquiera le dejó terminar cuando ya tenía su puño en la nariz del otro chico de más o menos 19 o 20 años. Las personas que veían solo pudieron volver a soltar unos jadeos mientras otros incitaban la pelea con los típicos ruidos de provocación.
El chico, del golpe tan fuerte, cayó de lleno en el suelo mientras de su nariz brotaba un hilo de sangre. Fue tan fuerte y repentino que su cabeza daba vueltas y cada uno de los presentes sabía que un minuto no iba a durar estando consciente.
Por eso pensaron que ese golpe ya había bastado por su acción, que todo mundo sabía que fue apropósito.
Pero ahí no paró. El chico solo pudo sentir como la carne de su ceja se partía y ver la luz blanca que siempre opacaba tus sentidos antes de un golpe fuerte en la cara. No había durado cuatro segundos, estaba inconsciente. Su cabeza había dado en lleno en el fuerte concreto de la cancha pública.
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Pervertido | TodoBaku
FanfictionKatsuki aprendió muchas cosas cuando ingresó a su nuevo instituto, y una de ellas era que Todoroki Shouto es un hijo de puta depravado; y muy sexy e tierno a la vez. Pero de algo se iba dando cuenta igualmente, dentro de aquella faceta despreocupad...