Había pasado un mes desde que la regla de tres había empezado, terminado y vuelto a empezar. Habían hecho de todo, pero lo que más le importaba a ambos y que no decían en voz alta era que estaban juntos sin importar las circunstancias.
A pesar de que esta regla está diseñada para tres días, su juego se prolongó hasta hoy día y no les molestaba. Lo veían cómo algo normal, que los dos disfrutaban y no querían parar. Pero había un pensamiento que a ambos los agobiaba y no dejaba de rondar en sus cabezas.
Y es que, nadie sabía nada; y aunque no les molestaba, era extraño que los siguieran tratando como mejores amigos cuando técnicamente eran más que eso. Sin embargo, ni ellos mismos habían confirmado que eran algo más, mucho más que su amistad. Sólo se sentían cómo compañeros de juego. Jugador 1 y jugador 2.
Nada más. Y los jugadores siempre pueden variar, pero ellos no querían eso.
— Que así no va la receta, Bakugo.
— No tienes que seguirla al pie de la letra, maldita sea.
— Pero le estás echando mucha Nutella.
— Porque me gusta que mi frappé sepa a nutella.
— Entonces échale más hielo, Bakugo. Ya no sería frappé si le echas tanta nutella y todavía no has medido la leche.
— A ver, ¿qué dice tu recetita de mierda?
Kirishima rodó los ojos y se llenó de paciencia, que poca le quedaba. — Una taza de hielo, media taza de leche y nutella al gusto, pero...
— ¿Ya ves? ¡Nutella al gusto!
— Si, pero también dice preferiblemente dos cucharas de nutella y que trates de que todo quede parejo. Si vas a echar más nutella, debes echarle un poco de lo demás. Es sentido común.
— ¿Me estás llamando tonto, Kirishima?
— El saco te está quedando.
Bakugo se enojó y Kirishima lo sabía. Estaban en casa del rubio, solos y preparando algo refrescante que tomar mientras veían una película en la habitación.
Se sentía genial estar con él y poder tratarse con cariño aunque fuera con la excusa de que es parte del juego. Así que Kirishima se abrazó a Bakugo por la espalda, dejando reposar su barbilla en su hombro derecho no sin antes besar su mejilla y sonreírle al rubio. Bakugo se sorprendió y se puso nervioso. Pensó que era la primera vez que Kirishima hacía eso y quedó fascinado, viendo sus manos enrollarse en su cintura y su pecho pegarse a su espalda.
Bakugo siguió trasteando con la licuadora, agregando los ingredientes y apretando el botón de licuar. Tan pronto vió esa exquisita mezcla, dejó de batir y trato de alejarse de Kirishima.
— ¿Te molesta lo que hago?
— No, sólo que voy a buscar los vasos y la crema batida.
— Oh, yo lo hago.
El vacío fue instantáneo cuando Kirishima se alejó de él a buscar lo que necesitaba. Pero Bakugo sólo quería que lo volviera a abrazar de esa forma.
A decir verdad, Bakugo no sabía lo que eran y eso estaba rondando últimamente en su cabeza. A veces, se sentía cómo si lo fueran todo y en ocasiones sólo eran amigos, mejores amigos. Y no estaba mal, Bakugo pensaba que era genial tener a su mejor amigo y a la persona que le gusta, siendo la misma persona. Kirishima era eso para él, pero el problema es que no sabía si el pelirrojo quería estar en ese nivel. A todo esto, todavía se encontraban jugando ese tonto juego de tres días.
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Una vez más » KiriBaku
Fanfiction» Bakugo necesitaba descubrir una cosa y Kirishima le daría la respuesta. [Mini Fic, cinco partes + un especial] » 210819 ♡ [Resubido: 220119]