» Parte Cuatro

7.6K 594 188
                                    

Día Tres



— Sólo no hagas ruido. Mi papá ya debe estar en su habitación.


— Ya son más de las doce de la media noche, debe estar durmiendo. No nos escuchará. Además, no soy tan ruidoso cómo piensas.



Kirishima sólo sonrió y evitó mirarlo a la cara. Por supuesto que malpensó todo y deseaba que se tratara de eso precisamente. Sin embargo, se encontraban bajando las escaleras para ir a la cocina por algo de comer. Aunque Bakugo le había dicho que su padre le dejó comida en el microondas, a Kirishima sólo le importó una cosa y esa era tener a Bakugo comiéndose su boca por las últimas horas. No fue hasta que llegó su padre que ambos fingieron cómo si nada hubiera pasado y se quedaron un rato junto a él, hasta la hora de dormir.

Bakugo estaba sentado en la silla, frente a la isleta de la cocina y mirando a Kirishima con una camisa blanca como dos tamaños más grande que él, y el cabello rojizo sin un gel que lo sostenga. Lo miró caminar por la cocina pensando en qué comer ya que no quería lo que estuvo en el microondas. Quería tocarlo, jugar con su cabello y por qué no, besarlo otra vez aunque sus labios ya le decían que era suficiente por hoy.

En la oscuridad de la noche, con sólo la luz de la isleta alumbrando, Kirishima intentó mirar a Bakugo por un instante. Se sentó a su lado dejando su comida a un lado y acercando su rostro hacía él. Tenía una duda, más bien, una curiosidad rondando su cabeza y quería aclararla antes de que no tuviera otra oportunidad.



— ¿Puedo preguntarte algo?


— ¿Eeh? Si, claro. — Bakugo parecía confundido.


— ¿Por qué mentiste? Con lo de aquella novia.


— ¿Por qué eso es relevante ahora? Ha pasado mucho tiempo. No hay una razón.


— Siempre hay una razón para mentir, ¿no? ¿Cuál fue la tuya?



Bakugo lo pensó. Miró a su alrededor aunque sabía que no podía ver bien con la poca luz. Volvió sus ojos hasta Kirishima quién se veía curioso, mordiendo su labio inferior en espera de una respuesta. Aaaah, lo iba a volver loco.



— Ochaco me debía un favor. Ella, pues. —suspiró— No era mi novia, ¿contento? Nunca pasó nada, sólo nos tomamos de las manos cuando ciertas personas estaban frente a nosotros.


— ¿Ciertas personas?— Kirishima ladeó la cabeza, confundido y con más dudas sin respuestas.


— No importa. Termina de comer de una vez, hace frío y quiero ir a la cama.


— Eso te pasa por usar camisas de tirantes. Te he dicho hasta el cansancio que camisas grandes funcionan mejor. Hasta tu camisa de manga larga es mejor que eso que traes puesto ahora.



Bakugo estaba dispuesto a pelear, sin embargo las acciones de Kirishima siempre lo dejan sin habla. El pelirrojo se quitó su camisa y se la colocó casi a regañadientes. Le quedaba enorme, extrañamente más que a Kirishima. Pero estaba caliente y olía a él.



— ¿Subimos? — Preguntó Kirishima


— No. Ven aquí.



Una vez más » KiriBakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora