Capítulo 3

27 4 4
                                    


Los días iban pasando y había algo que no contentaba a Dolores más allá del martilleo que sonaba a la hora de la carpintería en la construcción de las pocas casas que faltaban. Sin embargo, en todo momento se negaba a hablar, o actuaba como si fuese otra cosa. Por otro lado, los dos pequeños primos tampoco estaban muy felices, querían jugar con la niña que sacaba piedras de colores del suelo pero simplemente no la encontraban a la hora de salir, a veces encontraban a su madre pero simplemente decía que no se encontraba bien o que estaba enferma; sin embargo nunca aceptaba la comida de Julieta para que fuera curada, peor aún, a veces su gesto no era positivo en lo absoluto si no más bien todo lo contrario.

Los jóvenes, incluida Luisa estaban en una mesa en la cocina, comiendo una merienda. Isabela estaba ausente, habiendo ido con la abuela a comer con ella, o mejor dicho ella se la había llevado.

—¡Dolores, dime en dónde vive!– Había gritado el niño con ruana amarilla desesperado, aburrido.

—¡Si, dinos!– Agregaba Mirabel, tampoco estaba nada contenta.

—Les dije que no, se siente mal y tiene que descansar.–Respondió la hermana de Camilo con un tono bastante bajo ante las exigencias de su hermano menor y de su prima con un gesto de incomodidad mientras se tapaba el oído más cercano a ellos.

—¡Pues dinos y así mi mami puede ayudarla!–Mirabel había golpeado la mesa demostrando aún más su inconformidad.

—Ella tiene un punto.– Dijo Luisa tomando una galleta dulce con queso.

—No es no...

El dulce tono de Dolores era severo, incluso harto; no era momento para dirigirse a ellos y molestar. Los pequeños siguieron inconformes, incluso necios pero en total silencio hasta que tras pocos minutos ciertas palabras llegaron a los oídos de Dolores.

—... Bueno, ella va a venir.– Retomó tras soltar un suspiro.

Los niños se emocionaron e incluso chillaron mientras la de moño rojo cubría sus orejas, era inevitable así como también lo fue para Luisa al ver que iba a conocer a aquella niña de la cual había oído una y otra vez por parte de su hermana menor.

Agustín y Julieta, quienes se encontraban a poca distancia en la cocina, se habían acercado para ver qué ocurría.

—¡Mamá, papá, ____ viene para acá!—Mirabel era la que más emocionada estaba verbalmente hablando. Dejó su plato en la mesa para luego bajarse de la silla con algo de ayuda de Casita. Pegaba pequeños saltos en alegría frente a sus padres.

—¿Ya se siente mejor?—Preguntó la de ojos caídos más aliviada mientras acariciaba la cabeza de su hija.

—¡Eso es una gran noticia!—Dijo Agustín mientras tomaba un café, quemando su lengua, soltando un quejido.

—¿Ya comió? ¿Cuando viene?

Esas preguntas dirigidas a Dolores venían por parte de Camilo quien daba pequeños botes en su silla. Realmente estaba curioso, como si tuviese algo planeado. Su hermana mayor ante su pregunta movió la cabeza de lado a lado.

—Desayunó tarde. Merendó una manzana.

—¿Y tiene hambre?—Preguntó Julieta preparada para hacer algo más de comer.

Dolores sin decir más asintió con la cabeza. Camilo estaba más eufórico tras ver esa afirmación.

—¡¿Puedo ayudar?!

—¡Yo también quiero!–Expresó Mirabel al escuchar a su primo.

—¿Puedo acompañarlos?–Luisa preguntó sumándose.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 21, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

COLOR CHANGING [Camilo Madrigal x tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora