Viajes [‹Tokyo Revengers›]

cárcel #22

Avisos:Esto no afectara la historia,sera pequeños cortos de nuestro protagonista con otros personajes.
Cuando tengan este # es porque no va con la historia si no que es aparte.
Esto lo haré por si me tardo en hacer los capítulos.

Personajes: Min, Hyun y T/n

Caminaba por los largos y fríos pasillos, estaba nervioso, por su espalda no paraba de recorrer escalofríos, sería la primera vez que vería a sus padres, pues claro, el chico nunca los visitó desde que fueron encerrados.

Se sentó con tranquilidad en aquella silla, esperaba que del otro lado de la sala se abriera la puerta para poder ver así a sus progenitores, la puerta se abrió.

Paso una bella mujer de cabello negro, con unos hermosos ojos morados sin vida, se veía joven a pesar de sus 38 años de edad.

Detrás de ella llego un hombre igual de apuesto que ella, su cabello era de un color grisáceo mientras que sus ojos eran negros cual carbón.

Los dos se sentaron en las sillas viéndolo fijamente....

— Hola... Tanto tiempo sin verlos, no...? — jugó con sus dedos bajo la mesa

La mujer lo miro de arriba a abajo.

— Mi niña preciosa, mira lo que eres~ — soltó con dulzura — eres todo un jovencito apuesto —

— Así que mi princesa aún sigue siendo un chico — sonrió el hombre — me imagino que eres fuerte —

El menor rompió en llanto, había olvidado todo el amor que sus padres le habían dado cuando tomó la decisión de ser un chico.

— Yo... Yo... Verdaderamente los necesito aquí conmigo — balbuceó

— Awww, mi niño esta sufriendo...? — apretó sus puños — Juro que esa persona lo pagará caro —

— Mi vida, tranquilízate — calmo el hombre — Mirame — ordenó — Eres un Hoshi-oka, se que es duro pequeña, pero encontrarás la manera de solucionar el problema que tengas —

— Papá... — murmuró — Arigato~ —

— No agradezcas nada — le resto importancia — cuando salgamos de aquí volveremos a ser como antes, una verdadera familia —

Sonrió con lágrimas cayendo de sus mejillas, un guardiá llego, la hora de visita había acabado.

— Mi niño — frenó la mujer — no olvides que te amamos~ —

Él salió de allí queriendo otra vez romper en llanto, fuera lo estaba esperando su mejor amigo.

— Nos vamos? — sonrió — Quiero un helado de chocomenta —

Asintió, le hecho una última mirada a aquella cárcel, con su pecho doliendo como un infierno, él juró algo.