Capítulo 12

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Xander - Atlántico Norte.

Hacía dos semanas que había trasladado a Camila a su recámara. Al principio tuvo miedo, pensando que podría aburrirse de ella, pero al contrario de lo que esperaba, ella no era invasiva para nada; hacía sus actividades normales y durante el tiempo que pasaban juntos, era divertida, inteligente y entregada.

Y el miedo de aburrirse se transformó en miedo de que lo abandone. ¿Qué pasaría cuando los dos meses se cumplieran? Ya habían hecho la tercera sesión de fotos; eso significaba que aún tenían un mes por delante; para ella tal vez, sería mucho, pero para Xander, un mes era un suspiro. Él la quería y no iba a permitirle alejarse, por lo que había comenzado a introducir su propia sangre en las bebidas de Camila; esto le provocaría una suerte de adicción hacia él, que haría que luego de unos días deseara verlo en el caso de que se fuera, pero mientras permaneciera a su lado, no lo notaría.

Camila había cumplido su promesa y no había vuelto a intentar comunicarse con nadie del exterior, ni lo había mencionado. Parecía conforme con su vida en la Isla, y sus clases de noruego habían mejorado notablemente; ya podía saludar a todos y comunicarse, aunque de manera precaria.

Ahora dormía abrazada a su cadera, mientras él leía una novela que había sido publicada recientemente.

Suaves golpes en la puerta, hicieron que ella se quejara en sueños. Era Bardu, con el teléfono inalámbrico en su mano.

- ¿Que sucede?

- Es Gaspard; ya ha llamado tres veces - se acercó pasándole el teléfono.

Xander abandonó el noruego para responder en francés:

- Gaspard, ¿por qué importunas a mi personal a estas horas? - reclamó.

- Quiero hablar con Camila - su voz estaba algo temblorosa.

- Ella duerme.

- Quiero estar seguro de que no la has matado. ¿Cómo sé que las fotos que me envías no las tomaste el primer día?

- ¿Me llamas mentiroso? - Empezaba a sentirse enojado, cuando sintió a Camila acomodarse abrazando su pierna, la ternura lo relajó.

- Puedo pensar cualquier cosa de ti.

Acarició el rostro de la chica y comenzó a hablarle dejando que Gaspard oyera.

- Camile, preciosa - ella se quejó, - dile a Gaspard que estás bien.

- No... - musitó ella.

- Por favor, está al teléfono. Di que estás bien.

- Estoy bien - gruñó y se dio vuelta dándole la espalda.

- ¿Has oído?

- Su voz sonaba rara.

- Está dormida, ¿Sabes la hora que es aquí?

- ¿Está acostada contigo?

- ¿No es obvio? Te dije que me suplicaría quedarse.

- Eres... - colgó antes de escucharlo.

Pero tuvo que oír a Camila que ya se había despertado y había oído lo que dijo.

- ¿Qué significa eso? - ella se había sentado en la cama.

- Lo dije para molestarlo.

- Tendría que haberme imaginado que me cogías para hacerle mal a Gaspar.

Ella se levantó y buscó su ropa.

- Camile - La llamó, levantándose detrás de ella que no le respondió. - Por favor. ¿A dónde vas?

El hechizo de tu sangre [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora