Capítulo 7

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Camila - En... algún lugar.

Se fue despertando despacio, la cabeza le dolía como en latidos. Entreabrió los ojos y borrosamente pudo ver delante de ella un medallón, que brillaba directo a sus pupilas. Parecía de plata envejecida y tenía símbolos en derredor de algo que no lograba distinguir bien. La joya colgaba de una gruesa cadena y estaba apoyada sobre el pecho de un hombre que vestía de negro.

Al levantar la vista reconoció al tal Xander, mirando por la ventanilla de un avión. "Estoy soñando" pensó, y volvió a cerrar los ojos adormilada. Algunos minutos después, intentó despertarse otra vez, pero el tipo seguía ahí. Parpadeó un poco para aclarar su visión y ver si realmente estaba despierta. Al moverse, la cabeza otra vez comenzó a latir con un dolor punzante. Parecía que hubiera tomado litros de alcohol y tuviera una resaca tremenda. Pero lo último que recordaba, era estar en la cabaña con Lola que le leía algo de los lobizones...

Se quedó con los ojos cerrados un rato más, tratando de relajarse y poder pensar. Al fin, tuvo el valor de admitir que no se trataba de un sueño y estaba en un jet privado con este hombre y sus intimidantes guardaespaldas.

Lo que vino después fue peor... "¿Por qué estoy en un avión con estos hombres?". Mil respuestas pasaron por su mente y ninguna era buena, el terror comenzaba a formarse en su rostro cuando el hombre delante de ella le dirigió la mirada y una sonrisa increíblemente amigable.

- ¿Se encuentra bien, señorita Camil? - su voz era suave con un leve acento extranjero.

- Me... me duele la cabeza... - susurró sorprendida.

- Apenas lleguemos haré que le preparen un té de lavanda, que la hará sentir mejor.

- ¿Dónde... dónde vamos?

- A mi hogar.

- ¿Y eso es en...?

- Estamos al norte del Atlántico, casi a mitad de camino entre Groenlandia e Irlanda.

Él había vuelto su mirada a la ventanilla y respondía sus preguntas de forma distraída.

- Puedo preguntar... ¿por qué estoy aquí?

- Por supuesto - hizo una pausa. - Trabajará para mí.

- Qué forma más inusual de ofrecerle trabajo a alguien.

- No me malentienda - la miró nuevamente, esta vez tanto su mirada como su voz sonaban duras. - Estoy castigando a Gaspard a través de usted. Puede tomarlo de buenas maneras y hacer lo que le pido como si trabajara para mí, o puede escoger pasarlo tan mal como Gaspard creerá que lo está pasando. Es su decisión.

- Me ha secuestrado, pasando sobre mis derechos y ¿no puedo quejarme? Yo no tengo por qué estar involucrada en sus asuntos con el señor Genolet.

Los labios de Xander se curvaron en una sonrisa cínica.

- No es lo que usted piense o crea lo que cuenta aquí, señorita Camil.

Y volvió su mirada al exterior del avión.

- Camila es mi nombre - corrigió indignada.

Él ya no respondió ni volvió a mirarla.

Se miró la ropa y vio que estaba vestida para salir. Sí, ahora se acordaba, después de lo de los lobizones, se fueron a dormir, y a la mañana iban a salir a caminar. Pero... ¿Habían salido? Seguramente sí, porque no podía imaginar otra forma de ser secuestrada.

"Él dijo que podía tomarme esto como un trabajo, ¿de qué se tratará? No parece querer lastimarme a mí, pero ¿qué tipo de trabajo seria uno que le haga daño a Gaspard?"

El hechizo de tu sangre [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora