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Draco se encontraba trabajando cómo de contumbre, la cafetería 'Four Coffe' era su lugar favirito, amaba su trabajo ya que el aroma a café lo llenaba de buen humor y la paga era excelente, los clientes en su mayoría tenían un carácter agradable y las propinas que recibía eran grandiosas.

Todo era maravilloso hasta que recordaba el por qué necesitaba tanto ese trabajo. Su madre Narcissa se encontraba muy grave de salud, nadie sabía la razón, solo que se debía mantener en medicamentos para que su cuerpo no sintiese dolor.

Desde pequeños solo fueron ellos dos, su madre y él contra el mundo, su padre los abandonó apenas había nacido y simplemente nunca volvió, había dejado un bebé recien nacido y una madre desprotegida sin piedad alguna.

Draco odiaba con todo su ser a ese hombre, nunca podría considerarlo su padre, para el solo fue Cissy el único ser humano que lo amó.

En medio de su trabajo recibió un mensaje de Pansy, una amiga suya que trabajaba como enfermera a medio tiempo en el hospital donde tenía a su madre, la nota decía que habían encontrado posibles razones de su enfermedad, le mostró el mensaje a Blaise, su compañero de trabajo, y éste le dijo que fuese, que él podía encargarse de todo mientras iba a ver a su mamá.

Draco sin pensarlo dos veces quitó su delantal y se lanzó a correr por las calles, el hospital no quedeba tan lejos, esa era la ventaja de trabajar en el centro de Londres.

Cuándo iba entrando topó sin querer a un hombre, se disculpó de inmediato y siguió en su camino principal, los ojos de aquel extaño eran bonitos y verdes, nunca había visto unos ojos así de verdes, eran simplemente preciosos.

La noticia de su madre lo desánimo un poco, pero él no perdería la esperanza, al menos ya contaba con un 'tal vez' y no un 'no lo sé', eso fue suficiente para mejorarle el día, regresó a su trabajo para agradecerle a Blaise y terminar su jornada laboral con una sonrisa en la cara.

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Harry se preparaba para ir a su oficina y dirigir su empresa hotelera, la vida era muy bella para él y siempre le sonreía, a los 19 años había recibido los negocios de su difunto tío, sacandoles el máximo de provecho y ganando muchísimo dinero en el proceso.

Al menos ese viejo le había dejado algo después de tantos problemas, sus padres desaparecieron cuándo era pequeño y su tío se volvió su tutor legal, se odiaban mutuamente pero no podían hacer nada al respecto, cuándo su tío murió sus empresas pasaron a sus manos, ese fue el mejor día de su vida hasta ahora.

Pero de qué le sirve al hombre ganar el mundo si se pierde a si mismo?, nunca disfrutó su adolescencia, siempre estaba ocupado con sus negocios, la vida se le fue tan rápido que no alcanzó a tomarla, ahora contaba con 29 años, un futuro prometedoramente fuerte y un muy gran sentimiento de soledad en el pecho.

Antes creía que esa soledad pasaría si compraba cosas materiales, estaba equivocado, y sus 15 autos deportivos de lujo se lo podían confirmar, luego de eso pasó a tener sexo con cualquier persona que se le pusiera en frente, su vida necesitaba adrenalina y emoción, allí descubrió su preferencia por los hombres al igual que su gusto por ser el activo y dominar a otros.

Pero al igual que sus otras etapas de vida, se aburrió, nadie nunca llenó el hueco que había en su ser, y vaya que había muchas personas que lo habían intentado. Se sentía solo.

Estaba muy sumergido en sus pensamientos cuándo se le avisó que uno de los contratistas había sido parte de un accidente automovilístico, se dirigió al hospital para saber su estado y revisar si no había pasado a mayores.

Aparentemente solo era un brazo lesionado y una pequeña contusión, eso era una buena noticia, dieron de alta a su socio y le pidió a uno de sus choferes que lo llevase a su casa, él podía esperar mientras eso, se disponía a coqueterle a la recepcionista cuándo un impacto lo golpeó.

-¡Lo siento señor!, ¿está usted bien?- le preguntó un chico rubio, de mediana estatura, más pequeño que él y muy delgado. -Lo siento tenía prisa y no lo vi, espero me disculpe- levantó  su cara y ambos ojos se toparon, sin más salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Harry se encontraba hipnotizado por aquellos ojos, la belleza de aquel muchacho era tan exótica que sus sensores internos se encendieron y su corazón latio acelerado, nunca había tenido esa sensación por nadie, y nisiquiera tuvo el tiempo de preguntar su nombre, pero podía deducir que contaba con una edad de entre 19 o 20 años.

-Oh siento la molestia Señor Potter, es solo que Draco tiene una vida caótica- excusó una enfermera que vio lo sucedido.

-No se preocupe...- Leyó el gafete que la chica portaba para dirigirse a ella. -Está todo bien señorita Pansy- agregó Harry.

"Draco, Draco, que majestuoso nombre" dijo a sus adentros, había tomado algunos pequeños cursos de latín, y reconocía 'Draco' que era dragón, un hermoso nombre para un hermoso hombre, no tenía idea de qué haría, pero lo quería con él, aquel ángel de ojos grises debía ser suyo.

🍬Daddy's good boy🍬  [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora