"Escribiendo notas: En este capítulo han pasado algunos años y actualmente están comprometidos".
- Ya sabes, cada vez que nos apareamos... - Oscar
Una camisa abotonada voló hacia la cara de Oscar, haciéndolo estallar en carcajadas. Sam se sentó en la cama, su cabello completamente desordenado mientras miraba a Oscar con una mirada crítica.
- ¡Si vuelves a llamar a nuestros actos sexuales apareamiento, te dejo sola en el altar! - gritó indignado, levantándose de la cama. Oscar lo miró fijamente mientras el cuerpo desnudo de su prometido cruzaba la habitación. Su piel estaba llena de cicatrices y se veía aún más hermoso que hace años.
Oh, Dios mío, Oscar amaba a ese hombre.
- ¿Y cómo debo llamar a nuestros "actos sexuales", entonces? preguntó, mordiéndose el labio mientras observaba a Sam prácticamente bailar alrededor de la habitación.
- No sé. - Samuel se agachó, recogiendo un par de calzoncillos del suelo. Oscar casi tuvo un colapso al verlo. ¿Tal vez podrías llamarlo "hacer el amor"?
- ¡Que romantico! - exclamó Oscar sorprendido, Samuel se dio la vuelta con cara de dolor.
- ¡Yo se! ¡Me contagiaste! ¡Terminemos este compromiso ahora antes de que me vuelva loco como tú!
Oscar se acercó, abrazando a su amante y besando su hombro lentamente. Su piel era suave y a Oscar le encantaba clavar las uñas en ella ya que se marcaba con facilidad. Sam suspiró con cariño.
- Me niego a terminar nuestro compromiso. ¿Crees que te librarás de mí así? - Un beso en los labios fue suficiente para obtener una sonrisa tonta de Oscar. Samuel levantó las cejas con completo cinismo y diversión. Desde cuando éramos solo estrellas en el cielo, me había enamorado de ti.
--
Están frente a un gran arco lleno de flores rosas y blancas. - Allí, el escenario de las votaciones. - dice el planificador de bodas
- Esta perfecto. Samuel murmuró con asombro, acercándose rápidamente. Óscar se acerca y se coloca a su lado.
Se veía hermoso, sonriendo mientras acariciaba las flores.
Oscar supo desde el momento en que vio a ese niño pequeño con el moño en la cabeza que sería suyo para siempre. Y ahora, verlo unos días antes de su boda solo reforzó ese sentimiento que había adquirido tan instantáneamente en su adolescencia.
No había guardado los boletos. Los papeles se habían perdido con el tiempo, pero el recuerdo de aquel chico lindo en un sata amarillo seguía escrito en su corazón. Recuerda haberlo besado en la acera de la escuela y aún recuerda cómo el joven Samuel tembló ante el acto.
La fotografía que su padre Alex había tomado en su antigua casa todavía residía en el álbum de recortes. Su padre les había dado la foto a los dos cuando recibió la noticia del compromiso. Los dos frotaron sus narices y se rieron.
Sam estaba tan distraído que ni siquiera se dio cuenta cuando su prometida tomó una flor del moño y se la colocó en el cabello. - Todo es hermoso, pero tú lo eres más.
- ¡Ay, basta! Samuel sintió que su rostro se sonrojaba.
- ¡Ni siquiera estoy vestido!
- Para mí, te ves hermosa de todos modos.
Oscar lo hizo girar en un baile improvisado. Samuel pegó sus frentes juntas, sonriendo levemente. Sus manos acariciaron la nuca de su prometido, mientras las de él agarraban su cintura.
- Estoy ansioso. - admitió y Oscar besó sus labios lentamente.
- Todo será perfecto porque estaremos juntos. - Murmuró y Samuel lo besó de nuevo. Los dos se quedaron así por unos minutos mientras recibían la brisa de la mañana en sus cuerpos. Era verano, hacía calor. Las ropas ligeras bailaban sobre sus cuerpos.
- Óscar...
- ¿Sí?
- Usted tiene mi corazón. Alguna vez. Siempre tuvo. murmuró y Oscar lo abrazó con más fuerza, Satisfecho con la Proximidad.
- Tienes mi corazón también mi amor. Y lo amaré por siempre.
Fin, gracias a todxs los que leyeron.
ESTÁS LEYENDO
𝐍𝐚𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐒𝐚𝐭𝐮𝐫𝐧𝐨 - 𝐒𝐚𝐦𝐭𝐞𝐯
RomansaA Samuel le gustaba la ropa bonitas, las sudaderas con capucha de color rosa, la purpurina, las faldas y el brillo de labios color fresa. Este era un problema para la sociedad que lo rodeaba. A Oscar le gustaba decir que nació en Saturno.