N°4: Compartir dulces

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Sunoo cerró su cuaderno en cuanto el timbre que daba aviso al recreo sonó. Sunghoon al lado suyo bostezó sonoramente.

No era un secreto alguno que a Park Sunghoon le aburrían las matemáticas.

Sunoo rió porque Hoon parecía un oso cansado. El profesor salió del aula y solo ellos dos quedaron en el salón de clases, pues sus compañeros habían desaparecido apenas la campana había sonado.

— Tengo mucho sueño. —Dijo Sunghoon haciendo un puchero no muy pronunciado. Sunoo sonrió de modo que sus ojos desaparecieron.

— Nadie te obliga a quedarte hasta tan tarde jugando videojuegos. —Sunoo recordó los gritos que provenían de la casa de Hoon, el día anterior. Se había ganado un buen golpe por su madre, más unas risas por parte de Sunoo por haberle escuchado.

Había sido bastante gracioso.

— Ten. Tus favoritos. —Sunghoon le ofrecía una paleta de sabor frutilla. Sunoo gritó emocionado, mientras Sunghoon sonreía orgulloso. Sabía lo mucho que le gustaban esos dulces al más bajo.

— Gracias mi querido Hoonie. —Dijo Sunoo, para luego acariciar la cabellera de Sunghoon, a modo de agradecimiento.

Al ya tener el dulce en su boca, comenzó a guardar los cuadernos de la asignatura ya pasada, para sacar los de la asignatura que le tocaba ahora. En medio de eso, vió una tableta de chocolate que se había comprado ese mismo día.

Sonrió.

— Mira lo que tengo. —Mostró el chocolate, moviéndolo de un lado a otro. A Sunghoon le brillaron los ojos y cualquier rastro de sueño desapareció.

Pasaron el resto del recreo, comiendo el chocolate a trozos. Disfrutando su dulce sabor. Hasta comerlo completo.

Un recreo bastante dulce, sin duda.

10 pasos. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora