N°8: Apoyar al otro

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Sunoo mordía su uñas, preocupando a Sunghoon. El cual le miraba el bello traje que tenía puesto.

Sunoo hoy se presentaría frente a toda la escuela, y es que el club de danza al cual había entrado, por fin daría sus primeras presentaciones.

— ¿Qué tal si me caigo en medio de la coreografía? ¿O me doblo un pie? ¡Tal vez el traje se rompe y quedaría en vergüenza frente a todos! —Sunoo mordió su labio nervioso, yendo de un lado a otro por la habitación.

Sunghoon lo detuvo, tomando sus brazos delicadamente para no lastimarlo. Sabía lo delicada que era la piel del más bajo. Cualquier mínimo golpe, hacía quedar hematomas en su hermosa piel.

— Mírame a los ojos. —Sunoo le hizo caso. Su mirada reflejaba miedo. Sunghoon sonrió, dándole caricias en las manos, que aún tenía sujetas, para tranquilizarlo.— Lo harás increíble, y si pasa algo, yo estaré aquí para ti.

Sunoo sonrió, con sus ojos brillosos, apunto de llorar.

Sunghoon lo atrajo hacia su cuerpo, en un abrazo, tapandolo completamente al ser más grande que el peli plata.

— Tú puedes. —Murmuró en su oído, logrando estremecerlo ligeramente.

— Yo puedo.

Cuando Sunoo desapareció yendo al escenario, Sunghoon fue a su asiento reservado por el resto de sus amigos, que también se encontraban alli para ver al peli plata, en la primera fila.

Y cuando el turno de Sunoo llegó, Sunghoon supo en ese momento, que tenía un Ángel ante sus ojos.

Un hermoso y verdadero Ángel.

10 pasos. ‹𝟹 SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora