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Ha pasado poco más de una semana desde el anuncio de que nos mudaríamos a Nueva York.

Ayer volvimos a Filadelfia acompañados de Cory y Topanga, quienes nos ayudaron a empacar nuestras pertenencias.

Ahora me encuentro sentada en la cama con mi laptop frente a mí.

Luego de desayunar no tuve mucho que hacer debido a que ayer solo habíamos llegado a desempacar lo esencial, todo lo demás sigue en cajas que están desparramadas por la casa. Debido a esto y al hecho de que solo eran las ocho y media me vi obligada a volver a mi habitación y navegar por internet, así fue como me enteré de que poco antes del final del año escolar se organizará una muestra de fotografías realizadas por estudiantes de la preparatoria Abigail Adams, escuela en la cual mi padre me ha inscripto.

No dude en enviar alguna de mis fotografías y esperar que fuera aceptada. Hace un par de minutos acabé de completar el formulario y en estos momentos me dedico a buscar el que creo es uno de mis mejores trabajos.

Cuando por fin encuentro la fotografía que busco la envío y apago la laptop. Me levanto de mi cama y comienzo a abrir cajas con la intención de comenzar a desempacar.

Luego de lo que pareció una hora abro la tercera caja encontrándome con mis libros. Sonrío y comienzo a sacarlos y dejarlos en el piso, lista para acomodarlos en mi estantería, pero antes de llegar a colocar el primero recuerdo que antes debería limpiarlos junto con el librero.

Salgo de mi habitación en busca de un trapo, una vez que lo tengo me dirijo hacia mi cuarto. En el camino siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo, al sacarlo veo que tengo un mensaje de papá diciendo que cuando acabe suba a la casa de los Matthews ya que almorzaremos allí.

Entro a mi cuarto con la mirada puesta en mi teléfono, dejo el trapo sobre mi escritorio y me recargo en este mientras le contesto a mi padre.

— ¡Preciosa! —alguien grita provocando que salte del susto.

Rápidamente busco a quien sea que se haya metido en mi habitación, sin detenerme a pensar en el hecho de que la voz me resulta muy familiar. Me tranquilizó al encontrar a Riley sentada en mi cama, junto a Maya y a Josh, estos últimos se encuentran riendo.

—Casi me matas de un susto —me quejo — ¿Cómo entraron?

—Por la ventana —responde Maya mientras señala la ventana a su izquierda.

— ¿Si saben que existen las puertas? La gente normal las usa para entrar y salir de un lugar —digo de forma irónica, luego vuelvo a tomar el trapo y me acerco a la estantería.

—Mi ventana está justo debajo de la tuya, así que decidimos ahorrarnos el viaje —explica Riley, yo la miró con una ceja alzada, pero elijo no decir nada.

—Y... ¿A qué vinieron? —pregunto, pero al instante me arrepiento, creo que soné muy grosera —No me mal entiendan, amo pasar tiempo con ustedes, pero no me esperaba su visita...

— ¿A caso no podemos visitar a nuestra amiga solo porque la extrañamos? —pregunta Maya mientras ella y Riley se acercan y me abrazan por los hombros.

—Las vi a ambas ayer por la mañana y a Josh por la tarde —digo de forma obvia.

Dirijo mi mirada hacia mi amigo en busca de una respuesta. Él nos observa divertido.

—Las chicas querían ir al centro comercial, así que vinimos a preguntarte si quieres acompañarnos.

Paseo mi mirada de las cajas a mis amigos un par de veces mientras en mi rostro se forma una mueca.

—Me gustaría, pero quiero terminar de desempacar —contesto y me separo de mis amigas —. Como ven aún tengo mucho por hacer —señalo con la cabeza la pila de cajas cerca de la ventana.

Mis amigas hacen una mueca ante mis palabras

—Oh —Riley mira a Maya y ambas sonríen —. Entonces te ayudaremos y luego iremos al centro comercial.

Ambas se acercan a las cajas y comienzan a abrirlas, yo me apresuro a llegar junto a ellas con la intención de detenerlas.

—No hace falta, yo puedo sola. Ustedes vayan al centro comercial, yo los alcanzo más tarde —digo mientras trato de arrastrar a mis amigas lejos de mis cosas.

—De ninguna manera, te ayudaremos —insiste Maya.

Suelto un suspiro, sabiendo que no hay forma de hacerlas cambiar de opinión.

—Está bien, gracias por querer ayudarme —una sonrisa aparece en mi rostro —. Pueden guardar mi ropa en el armario, está en esa caja —les señalo una caja frente a mi escritorio —. Mientras tanto yo ordenaré mi biblioteca.

Luego de decir eso comenzamos a desempacar y ordenar mis cosas. Yo vuelvo junto a mis libros, enfrascándome en mis pensamientos y en como organizaré mis estanterías.

Minutos después el sonido de la televisión hace que vuelva a la realidad. Miro sobre el hombro tratando de divisar al responsable y me encuentro con Josh acostado en mi cama mirando un partido de béisbol. Había olvidado que él estaba en mi habitación.

— ¿Tu no piensas ayudarnos? —pregunto mientras una pequeña sonrisa aparece en mi rostro.

—No pidieron mi ayuda así que pensé en aprovechar el tiempo —luego de decir eso se acomoda en mi cama con la intención de estar más cómodo.

—Bueno, ahora te pido que salgas de mi cama y me ayudes —digo al tiempo que le arrebato el control remoto y apagó la televisión. Él me mira disgustado

— ¡Oye! —Josh se me acerca y me atrae hacia él dejándome sentada en la cama y trata de tomar el control remoto.

— ¡Suéltame! ¡Tú nos vas a ayudar! —mientras grito trato de zafarme de su agarre — ¡Chicas ayuda! —Maya y Riley vienen corriendo a mi rescate.

Mi prima toma el control y se aleja, impidiendo que su tío lo tome. Cuando ve que ya no lo tengo en mis manos me suelta y yo me alejo un poco ya que había quedado apoyada en su pecho.

—Bien ¿En qué necesitas ayuda? —pregunta el mayor haciendo que en mi rostro aparezca una sonrisa de victoria.

—Puedes ayudarme a ordenar mis libros —tomo su mano y lo arrastro frente a mi librero, luego tomo un par de libros y se los doy —. Los de ciencia ficción van en ese lado.

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— ¡Al fin terminamos! —exclamo al tiempo que me arrojo de espalda a mi cama.

Segundos después siento que alguien se acuesta a mi lado.

— ¡Estoy exhausto! —rio antes las palabras de Auggie, quién llegó hace poco más de una hora.

— ¡Pero si tú no hiciste nada! —luego de decir eso lo atraigo hacia mí y comienzo a hacerle cosquillas.

Cuando por fin logra zafarse de mi abrazo corre lejos de mi. Seguido de eso vuelvo a sentir que se acuestan junto a mí, volteo primero a la derecha y después a la izquierda encontrándome con Maya y Riley.

— Bien, ahora que terminamos podemos ir al centro comercial —dice Maya mientras ella y mi prima me toman de las manos para levantarme junto a ellas.

— ¿Y si mejor hacemos una pijamada? Podría ser algo así como una celebración por mudarme a Nueva York —propongo con una sonrisa.

—Me parece una gran idea, podemos comprar dulces y ver películas —contesta Riley imitando mi expresión.

—Bien, pijamada entonces —dice Maya.

— ¿Josh y yo también estamos invitados? —Auggie vuelve arrastrando a su tío mientras sonríe con entusiasmo.

—Claro, mientras más, mejor —volteo a ver a Josh — ¿Qué te parece? ¿Vendrás a la pijamada?

—Mmm... No lo sé, déjame pensarlo... —hace una expresión pensativa.

—Compraré helado...

— ¿Sabes qué? Una pijamada suena grandioso —contesta generando risas por parte de todos.

Los Papeles Han CambiadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora